La indiferencia asertiva no tiene nada que ver con pasar por alto nuestros derechos y permitir cualquier comportamiento. Implica elegir cómo queremos reaccionar.
¿Asertividad e indiferencia van de la mano?
Sí. Aunque en principio parecen términos opuestos, se trata de dos comportamientos que se reúnen en la indiferencia asertiva y que pueden ayudarnos a moderar nuestras reacciones.
Se trata de pasar por alto algunas ocasiones, de modo que eso sea más saludable que reaccionar. Veamos un poco más de qué manera puede ayudarte esta respuesta y cuándo es conveniente dejar de usarla.
¿Qué es y cuáles son las características de la indiferencia asertiva?
La indiferencia asertiva implica no demostrar una reacción de manera pública ante un estímulo determinado. Si bien muchas definiciones hablan de impedir o bloquear una reacción ante un estímulo, no hay que confundir. Todo es respuesta, incluso el no responder.
A lo que hace referencia la indiferencia asertiva es a elegir cómo reaccionar.
Estar siempre en alerta o respondiendo es desgastante. En especial cuando no cesa. Por ello, la indiferencia asertiva puede ser una alternativa.
La indiferencia es hacer como si no importara, no dando lugar a la provocación. Muchas personas viven del conflicto y buscan dónde desatarlo. El inconveniente es que cuando entramos en ese juego, somos susceptibles a seguir allí indefinidamente.
Desde la asertividad se aprende a registrar a las otras personas y adecuar nuestras respuestas, pero con sensibilidad hacia el otro. También significa defender nuestros derechos y aprender a poner límites.
La indiferencia asertiva en el ámbito laboral
La indiferencia asertiva también es una respuesta apropiada cuando tenemos conflictos constantes con ciertas personas. Un ejemplo sería con un compañero de trabajo con el que siempre estás teniendo desacuerdos, que siempre acaba dejándote un mal sabor de boca. Ya sabes que nunca van a cambiar. Por alguna razón, esa persona siempre parece buscar conflictos contigo.
Si ves que el diálogo es imposible, la mejor opción que te queda es la indiferencia asertiva . Significa no ceder a las provocaciones, ignorar los comentarios ofensivos y, en última instancia, aislarse de ellos. El objetivo no es dar ningún tipo de respuesta a lo que te están diciendo, cosas que solo terminan empeorando toda la situación.
Con el tiempo, la indiferencia asertiva se convierte en una forma válida de desactivar el comportamiento objetable de la otra persona . Cuando vean que no están llegando a ninguna parte en el ridículo juego que están jugando, tarde o temprano, abandonarán ese tipo de comportamiento.
RECUERDA:
No todas las situaciones conflictivas necesitan que reaccionemos ante ellas. También podemos simplemente “dejar ir”, y eso es una parte importante de la indiferencia asertiva. Significa que tenemos que juzgar qué reacción de nuestra parte traerá mayores beneficios y menos consecuencias negativas. Responder a la agresión de un borracho, por ejemplo, solo es válido si realmente pone en peligro algo que es fundamentalmente bueno.
La indiferencia asertiva, entonces, es una herramienta que puede ayudarnos a manejar diferentes situaciones conflictivas, pero de manera inteligente. A veces, lo mejor que podemos hacer es no hacer nada. De hecho, la opción de no hacer nada, cuando sea apropiado, es exactamente a lo que apunta todo este concepto.
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