Un grupo de científicos alemanes y británicos ha desarrollado un nuevo y prometedor enfoque para tratar potencialmente la enfermedad del Alzheimer y también para vacunar contra ella. Tanto el tratamiento basado en anticuerpos como la vacuna basada en proteínas desarrollada por el equipo redujeron los síntomas de la enfermedad en modelos de ratón, según han publicado en la revista “Molecular Psychiatry”.
El trabajo consiste en una colaboración entre investigadores de la Universidad de Leicester, en Reino Unido; el Centro Médico Universitario de Gotinga, en Alemania y la organización benéfica de investigación médica LifeArc.
La proteína beta amiloide existe en forma de móleculas muy flexibles
En lugar de centrarse en la proteína beta amiloide de las placas cerebrales, comúnmente asociadas a la enfermedad del Alzheimer, el anticuerpo y la vacuna se dirige a una forma soluble de diferente de la proteína, que se considera altamente tóxica.
La proteína beta amiloide existe naturalmente en forma de moléculas muy flexibles, similares a cuerdas, en solución, que pueden unirse para formar fibras y placas. En la enfermedad, una gran proporción de estas moléculas en forma de cadena se acortan o “truncan” y algunos científicos piensan ahora que estas formas son clave para el desarrollo y la progresión de la enfermedad.
Cuando el equipo probó la proteína beta amiloide modificada en ratones, descubrió que los roedores que recibieron esta “vacuna” produjeron anticuerpos del tipo TAP01.
Se ha hecho el estudio en dos modelos de ratón diferentes de la enfermedad del Alzheimer
A continuación, el grupo probó tanto el anticuerpo “humanizado” como la vacuna de beta amiloide modificada, denominada TAPAS, en dos modelos de ratón diferentes de la enfermedad de Alzheimer. Basándose en técnicas de imagen similares a las utilizadas para diagnosticar la enfermedad en humanos, descubrieron que tanto el anticuerpo como la vacuna ayudaban a restablecer la función neuronal, aumentar el metabolismo de la glucosa en el cerebro, restaurar la pérdida de memoria y reducir la formación de placas de beta amiloide.
El estudio ha determinado que “aunque la ciencia se encuentra todavía en una fase inicial, si estos resultados se reprodujeran en ensayos clínicos con humanos, podrían ser transformadores. Abre la posibilidad no solo de tratar el Alzheimer una vez detectados los síntomas, sino también de vacunar potencialmente contra la enfermedad antes de que aparezcan los síntomas”. Ahora, los investigadores buscan un socio comercial para llevar el anticuerpo terapéutico y la vacuna a los ensayos clínicos.