Como parte de las efemérides relacionadas con la salud, cada 12 de noviembre se conmemora el Día Mundial contra la Neumonía. El objetivo es darle importancia y relevancia a esta enfermedad que ha mostrado un preocupante aumento durante los últimos años en todo el planeta. Mientras que no solo se han incrementado los casos sino también la mortalidad. Además también es una fecha que funciona para difundir la información básica que permita mantener atenta a la población.
Cifras que muestran la peligrosidad de la enfermedad
Desde el 2009 se lleva a cabo esta conmemoración y el motivo es muy claro. A la fecha se trata de la infección respiratoria aguda que provoca más decesos en menores de cinco años de edad y adultos mayores de 60 años, aunque puede presentarse en cualquier momento de la vida y provocar fatales consecuencias.
La neumonía es una inflamación del pulmón o de parte de él. Muchos gérmenes, como bacterias, virus u hongos, pueden causarla. También se puede desarrollar al inhalar líquidos o químicos.
De acuerdo al lugar en donde se adquirió la neumonía, esta puede clasificarse en:
1) Neumonía adquirida en la comunidad.
2) Neumonía hospitalaria.
Por ejemplo, la causa más común de neumonía por bacterias en niños menores de 5 años son el neumococo (Streptococcus pneumoniae) y el HIB (Haemophilus influenzae tipo B, mientras que la neumonía viral es ocasionada más frecuentemente por el virus de la influenza y el virus sincitial respiratorio. Por otro lado, el hongo Pneumocystis jiroveci es una importante causa de neumonía entre personas con el sistema inmune debilitado, como ocurre con el VIH/SIDA.
El Día Mundial contra la Neumonía busca recordar que esa dolencia representa un grave problema de salud pública y concienciar a la población de que se trata de una enfermedad que se puede prevenir.
La Coalición Mundial contra la Neumonía Infantil (una red de organizaciones internacionales, gubernamentales, no gubernamentales y comunitarias, instituciones académicas y de investigación, fundaciones y personas a título individual), organiza el evento para señalar, bien justificadamente, la neumonía a la atención de los donantes, formuladores de políticas, profesionales de la atención de salud, y de los pacientes en general.
Con respecto a su mortalidad, cada año provoca el fallecimiento de 1.3 niños menores de cinco años. El panorama es preocupante y por eso se busca incrementar los esfuerzos para conseguir una reducción de esta alarmante cifra.
Neumonía y tabaquismo
Aunque los menores son un grupo vulnerable en realidad cualquiera está expuesto a la neumonía. Estudios recientes han mostrado que el tabaco incrementa la susceptibilidad a la infección bacteriana pulmonar, incluso en fumadores pasivos. Este efecto muestra también dosis-respuesta, ya que disminuye espectacularmente el riesgo 10 años después de abandonar el hábito tabáquico, situándose a niveles de no fumadores.
La exposición prolongada al humo de tabaco también afecta la incidencia, gravedad y evolución de múltiples otras afecciones respiratorias, como resfrío común, influenza, neumonía, tuberculosis, neumotorax, hemorragia pulmonar, algunas enfermedades intersticiales y recientemente COVID-19.
El consumo de tabaco es un importante factor de riesgo para el desarrollo de la neumonía adquirida en la comunidad (NAC), al incrementar la susceptibilidad de contraer una infección bacteriana pulmonar, incluso en fumadores pasivos, sobre todo a partir de los 60 años.
La NAC es una importante causa de morbilidad y mortalidad en los países desarrollados. La incidencia anual de NAC en los adultos de la población general varía entre 1,6 y 13,4 por 1.000 habitantes. El porcentaje de pacientes que requieren hospitalización es alto, ya que se sitúa entre el 22% y el 51% de los afectados, mientras que el de mortalidad va del 3% al 24%, según diferentes estudios.
La edad es el principal factor de riesgo de NAC, hasta el punto que la incidencia de NAC se triplica o cuadriplica a partir de los 65 años. Además, diferentes estudios han demostrado que el tabaquismo, por sí mismo, incrementa el riesgo de neumonía, porque puede alterar la respuesta inmune del organismo frente a los gérmenes potenciales causales de la enfermedad.