En las décadas transcurridas desde el inicio de la epidemia del VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) en los años 80, se han producido enormes avances en la lucha contra el virus. Los fármacos que salvan vidas de la terapia antirretrovírica (ART) han hecho que el diagnóstico de VIH deje de ser una sentencia de muerte para convertirse en una enfermedad controlable. Pero un rubro muy importante en el que se debe poner atención es el de las pruebas para detectar la enfermedad. A la fecha hay millones de personas infectadas que no lo saben.
En México, durante el periodo de 2013-2018, la Secretaría de Salud vio un incremento de 38% en la aplicación de pruebas de detección del VIH, comenzando con 1,796,107 en 2013 y llegando a 2,483,709 en 2018. Esto representa más de 2,250,000 pruebas aplicadas anualmente. En el segundo trimestre de 2021, con la normalización de algunas actividades después de la pandemia de COVID-19, hubo un aumento del 36% en el número de pruebas de VIH, en comparación con el mismo período de 2020.
En este contexto, un lugar clave para empezar son las pruebas del VIH, que permiten a las personas con el virus conocer su estado, recibir tratamiento para salvar la vida y prevenir la transmisión a otros.
¿Qué es el VIH?
Es un virus que ataca y puede dañar el sistema inmunitario, dificultando que el cuerpo se defienda de las infecciones.
Sin tratamiento, el VIH reduce el número de células (células CD4 o células T) que ayudan al sistema inmune a combatir las infecciones. Con el tiempo, el virus puede destruir tantas de estas células que el cuerpo no puede combatir las infecciones y las enfermedades por los que estas infecciones oportunistas o cánceres se aprovechan de un sistema inmunitario muy débil y señalan que la persona tiene SIDA, la última etapa de la infección por el VIH.
“Uno puede infectarse con el VIH a través de diferentes tipos de exposiciones al virus, como por ejemplo a través de interacciones sexuales de alto riesgo, compartiendo agujas o jeringas contaminadas, sangre infectada o una transfusión. También puede contagiarse de una madre infectada por el VIH (especialmente sin tratamiento antirretroviral) a su hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia”, dijo el Dr. Óscar Guerra, Director Médico de Abbott. “Solo ciertos fluidos corporales -sangre, semen, líquido preseminal, fluidos rectales, fluidos vaginales y leche materna- de una persona que tiene el VIH pueden transmitirlo”.
Aunque no hay cura para el VIH, existen tratamientos eficaces para controlar la enfermedad y ralentizar su progreso. Tomado de la manera correcta, todos los días, el tratamiento antirretroviral puede prolongar drásticamente la vida de muchas personas infectadas, mantenerlas sanas y reducir en gran medida su probabilidad de infectar a otros.
¿Qué se puede esperar de las pruebas?
Ya sea que pienses que puedes tener VIH o estés seguro de que no lo tienes, la única manera de saberlo con certeza es haciéndote la prueba. Aunque muchas pruebas del VIH son muy precisas, es importante evitar los falsos positivos, es decir, el resultado de una prueba que dice que una persona tiene el VIH cuando, en realidad, no lo tiene. Por lo tanto, y según las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es importante que la persona se haga una prueba de confirmación.
Principales pruebas para detectar el VIH
- Prueba de ácido nucleico (NAT): Esta prueba busca el virus real en la sangre, pero no se utiliza de forma rutinaria para el diagnóstico.
- Prueba de Antígeno/Anticuerpo: Busca los anticuerpos del VIH, así como el antígeno p24 del VIH. Los anticuerpos son producidos por el sistema inmunitario cuando uno se expone a bacterias o virus como el VIH. El antígeno p24 del VIH es una parte del virus que activa el sistema inmunitario para formar anticuerpos. Este antígeno está presente incluso antes de que se desarrollen los anticuerpos.
- Prueba de anticuerpos: La mayoría de las pruebas rápidas son pruebas de anticuerpos. En general, este tipo de pruebas que utilizan sangre de una vena pueden detectar los anticuerpos del VIH más pronto después de la infección que las pruebas realizadas con sangre de un pinchazo en el dedo o con líquido oral.
¿Cómo protegerse?
La mejor protección contra el VIH es informarse sobre el virus y evitar cualquier comportamiento que permita la entrada de fluidos infectados en el cuerpo.
Cuando los preservativos se utilizan de forma sistemática y correcta, proporcionan una barrera contra estos fluidos. Es importante utilizar preservativos en todas las actividades sexuales con parejas que tengan el VIH, que corran el riesgo de contraerlo o cuyo historial sexual desconozcas.
Recuerda que compartir agujas, jeringas y otros equipos de inyección es una vía directa de transmisión del VIH.