La llegada de noviembre también marca el inicio de la temporada de aplicación de la vacuna contra la influenza. Cada año es necesario que todas las personas reciban una dosis de refuerzo para evitar cuadros graves de esta enfermedad. Pero una característica particular que tiene esta inmunización es que se modifica de manera anual para mantenerse actualizada aunque los tratamientos antivirales se mantienen iguales, ¿sabes a qué se debe?
En primera instancia se debe recordar que el uso de cualquier vacuna busca estimular el reconocimiento del sistema inmunológico ante el componente del virus en cuestión. De tal manera que si el cuerpo se infecta permita al sistema inmune una respuesta más rápida y eficaz para defenderse del virus.
Opciones disponibles en México
Según el Dr. Arturo Galindo Fraga, especialista en infectología, “actualmente en México sólo se utilizan vacunas contra la influenza de virus inactivos, las cuales permiten el reconocimiento antigénico y la producción de anticuerpos neutralizantes contra el virus”.
El virus de influenza está compuesto por material genético ARN y tiene la característica de presentar una alta frecuencia de cambios en su genoma, conocidos como drifts, los cuales pueden ocasionar que el virus evada la neutralización por anticuerpos obtenidos con la vacuna.
“Estos cambios son los que obligan a revisar anualmente las cepas del virus que se incluyen en la composición de la vacuna, buscando que éstas coincidan en lo más posible con las cepas circulantes, para maximizar el efecto de protección de la vacunación”.
Es por ello que cada año, la Secretaría de Salud (SSa) hace un llamado a la población para acudir a vacunarse contra el virus de influenza y permanecer alertas a los síntomas. Los principales son fiebre muy alta, dolores musculares, tos seca, dolor de garganta, entre otros. Es importante mencionar que, a pesar de estar vacunados, sigue existiendo el riesgo de contagio.
Afortunadamente, hoy existen tratamientos antivirales que ayudan a contrarrestar la enfermedad. Según el Dr. Galindo, al momento existen tres grupos farmacológicos en uso clínico que tuvieron o tienen efectividad contra la influenza:
- Adamantanos. Los cuales desde la aparición de la influenza AH1N1 en 2009 perdieron su efectividad debido a las cepas circulantes.
- Inhibidores selectivos de la endonucleasa. El cual tiene efectividad contra la influenza A y B. Cabe aclarar que si bien, en los últimos años no se ha encontrado una resistencia importante ante las nuevas cepas, sí existen reportes anteriores que han alcanzado hasta un 9% de resistencia.
- Inhibidores de neurominidasa. Existen diversos fármacos de este tipo disponibles y su objetivo es actuar sobre la proteína principal del virus para bloquear su capacidad de replicación en el organismo.
En resumen, el comportamiento biológico del virus ocasiona que cada año se ajuste la composición de la vacuna, buscando que se provean de protección contra las cepas circulantes de esa temporada. Por otra parte, aun cuando existen mutaciones que afectan los diferentes medicamentos antivirales, no se presentan con tanta frecuencia y la resistencia a los mismos puede permanecer estable a lo largo de varios años. No obstante, es importante mantener los estudios de resistencia en las cepas circulantes para establecer el tratamiento adecuado.