Existen enfermedades de las que muchas veces no se habla ni reciben la atención adecuada pero son bastante frecuentes. Un ejemplo claro es la cisticercosis, infección que apenas en 2015 fue catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la más frecuente en zonas rurales transmitida por alimentos. Su presencia está relacionada a los espacios de máxima pobreza y por eso se mantiene en los países en vías de desarrollo. Pero ahora, como una alternativa, fue creado un dispositivo que la detecta.
En este caso, la joven Ximena García Ortega, estudiante de la Licenciatura en Diseño Industrial en el Tec de Monterrey Campus Puebla, es la responsable de este invento. Es un dispositivo capaz de rastrear y diagnosticar oportunamente al parásito que provoca la cisticercosis.
Con el nombre de LEKA se trata de una prueba biodegradable y no invasiva para detectar el parásito taenia solium en humanos, a través de una muestra del paciente.
La joven señala que el proyecto nació de la necesidad de no saber dónde se contagia la gente, cómo contrae este parásito y que la prueba esté al alcance de la población en general. Además los estudios más recientes sobre cómo actúa este parásito son de 2008 y no permiten saber dónde se aloja en el cuerpo o la cantidad de casos que hay, ni cómo detectarla en etapas tempranas.
Por lo anterior, uno de sus objetivos es que las pruebas lleguen a las comunidades por medio de las brigadas de salud pública del gobierno. De esta manera se podría estudiar a las personas, realizar pruebas y sondeos de infectados o personas en riesgo de padecer la enfermedad.
¿Cómo funciona?
El funcionamiento del dispositivo es parecido al de una prueba de embarazo, en la que se coloca la muestra en un papel reactivo. Después es necesario esperar pocos minutos y se mostrará si es positivo o negativo mediante un cambio de color en el papel. Esto es posible a través de un estudio de coproantígeno que, si la persona es positiva, reaccionará indicando cualitativamente la presencia del parásito.
De momento el proyecto se encuentra en fase experimental y será en el año 2022 cuando se realicen las primeras pruebas piloto. La estrategia contempla llegar a países afectados por la cisticercosis de Latinoamérica, como son Ecuador, Perú y Bolivia.
Por su parte, es necesario recordar que la cisticercosis es una enfermedad silenciosa que ataca al ingerir alimentos contaminados con huevecillos del parásito. Se manifiesta tras varios meses o años en músculos y cerebro, lo que conduce a la neurocisticercosis, que en la mayoría de casos es letal.