La lucha contra el COVID-19 puede ser un camino difícil. No solo existe el riesgo de comorbilidades que tal vez podrían explicar los plazos de recuperación más largos, la segunda ola también ha demostrado que los síntomas que ocurren, podrían ser de una magnitud mucho más grave.
Síntomas persistentes…
Desde la afectación pulmonar alta hasta el agotamiento persistente y una sensación general de deterioro. Muchos de los que se consideran jóvenes y sanos todavía tienen dificultades para recuperarse, mucho después de que la prueba sea negativa.
Aparte del riesgo de un COVID prolongado que desconcierta a los expertos. Los estudios y la investigación clínica han demostrado que existen síntomas específicos del COVID-19, que pueden tardar bastante en desaparecer:
Falta de aire y dificultad para respirar.
Para los pacientes que experimentan complicaciones respiratorias asociadas con COVID-19, experimentar dificultad para respirar es una queja común. Sin embargo, en muchos casos, también puede ser un síntoma que se resuelve después de mucho tiempo. Y, a menudo, hace que el cuerpo dependa de máquinas de apoyo externas. Las quejas pueden ser comunes entre los pacientes que tienen un alto nivel de afectación pulmonar debido a la variante Delta, independientemente de la edad.
Los investigadores ahora también han observado que experimentar problemas respiratorios puede hacer que los pacientes sufran problemas crónicos mucho más tarde. Como dificultad para respirar y daño a los sacos de aire en los pulmones.
Es posible que se requieran ejercicios respiratorios extensos y soporte de oxígeno para reanudar la función respiratoria normal.
Fatiga y agotamiento
Experimentar niveles de fatiga desconcertante y agotamiento de la nada podría ser uno de los primeros síntomas de COVID y la variante Delta del virus en particular. Lamentablemente, estos son también los síntomas que tardan mucho en curarse. Algunos continúan cansados durante semanas después de la recuperación, mientras que otros podrían sufrir las secuelas durante meses. El cuerpo no solo está muy ocupado generando anticuerpos en respuesta al virus, lo que lo hace “cansado”, sino que el sistema inmunológico también puede generar citocinas que pueden provocar síntomas terribles como la fatiga.
Cambios en la voz e inflamación persistente en la garganta.
También denominada voz ‘COVID’, muchas personas luchan una dura batalla contra COVID. Y sufren de infecciones del tracto respiratorio superior podrían encontrar un cambio de voz después de la recuperación. El cambio, junto con la tos persistente, la inflamación persistente y la ronquera es un signo de inflamación generalizada, y toma un tiempo para asentarse y calmarse.
Aunque se consideran cambios “temporales”, los cambios en el sonido de la voz. Los esfuerzos durante su uso podrían observarse y compararse a ser similares a los de la recuperación de la gripe. Sin embargo, los efectos secundarios, a diferencia de los de la gripe, se consideran más intensos y duraderos.
Algunos estudios también han indicado que la pérdida del olfato y el gusto (síntomas comunes con la variante original del virus) también tarda mucho en volver a la normalidad.
Dependiendo de la gravedad hay que atender al paciente
Algunos de estos síntomas no solo están relacionados con el COVID prolongado (o el síndrome post-COVID-19).
Es importante recordar que los síntomas persistentes de la enfermedad requieren mucho cuidado y atención, ya que algunos de estos afectan profundamente la salud vital. Cuanto más grave sea el caso de COVID-19, los síntomas posteriores a la recuperación serán más largos y más complicados.
En algunos casos, es posible que los síntomas no siempre sean sinónimos de casos hospitalizados por sí solos, así que tenga el cuidado adecuado con el paciente.
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