El síndrome de la segunda víctima (SVS) se define como los profesionales sanitarios que cometen un error y quedan traumatizados por el evento. El cual se manifiesta de forma psicológica (vergüenza, culpa, ansiedad, dolor y depresión), cognitiva (insatisfacción por compasión, agotamiento, estrés traumático secundario) y / o reacciones físicas que tienen un impacto negativo personal.
¿Cuánto dura?
Estos efectos emocionales pueden durar semanas o hasta varios años 10 , 24 dependiendo de la naturaleza del caso. Además de la gravedad de la lesión del paciente, e incluso causar consecuencias a largo plazo similares al trastorno de estrés postraumático.
Etapas del síndrome de la segunda víctima
Al igual que el duelo por la muerte de un ser querido, hay etapas específicas que atraviesa un proveedor de atención médica que padece el síndrome de la segunda víctima.
Como los autores de este artículo describen clara y sucintamente en su estudio de 2009, cada proveedor atraviesa una trayectoria de recuperación de seis etapas.
1. Respuesta al caos y accidentes
Una vez que ocurre el evento, surge una avalancha de emociones externas e internas. Durante el caos y la confusión, el médico primero debe atender al paciente y tratar al paciente potencialmente inestable. Mientras simultáneamente lucha contra la culpa y la duda. Muchas veces, se necesita un compañero o un consultor para ayudar con el paciente, y el médico es además reprendido por el error.
2. Reflexión intrusiva
Esta es la etapa de autorreflexión y recreación del escenario. Esta etapa está llena de períodos de aislamiento y cuestionamiento interno de uno mismo. La víctima comienza a dudar de sí mismo y de su capacidad como médico competente. El trabajo diario y la atención al paciente se vuelven cada vez más desafiantes.
3. Restauración de la integridad personal
Esta etapa es cuando el médico busca el apoyo de un amigo o colega de confianza, si lo hay. De hecho, muchos médicos se sienten impotentes y no saben dónde encontrar ayuda. Existe esta duda constante sobre su futuro en la profesión. En esta etapa, muchos médicos describen la incapacidad de seguir adelante, especialmente si no hubo el apoyo de un amigo, colega o médico tratante.
4. Soportando la inquisición
Después de las secuelas iniciales del incidente, la víctima comienza a preguntarse por las repercusiones. Las preguntas sobre la seguridad laboral, los litigios futuros y la licencia estatal comienzan a infiltrarse en la psique del médico. Consultas como “¿Puedo hablar sobre el caso con un colega?” o “¿Puedo contárselo a un familiar o amigo?” aumentan.
5. Obtener primeros auxilios emocionales
Todos tienen sus estilos y mecanismos de afrontamiento. Pero los médicos en esta etapa expresan preocupación porque no están seguros de quién (o dónde) recibir el apoyo que se necesita tan desesperadamente. Muchos no están seguros de quién es “seguro” en quien confiar y, al mismo tiempo, se preocupan por mantener la confidencialidad. Algunos se comunicarán con miembros de la familia, pero proporcionarán una versión corta o truncada del incidente. Incluso los intentos de apoyo profesional formal, como un programa de asistencia a los empleados, pueden fallar.
6. Seguir adelante: abandonar, sobrevivir o prosperar
A pesar de la presión interna y externa para “seguir adelante”, el médico entrará en una de tres vías únicas y específicas. La deserción implica que el médico abandona el entorno laboral actual o abandona la profesión por completo. Si bien muchos tienen sus razones para hacerlo, las recreaciones intensas y posiblemente inquietantes los alejaron.
Otra conclusión implica simplemente sobrevivir. El médico continúa brindando la atención adecuada y cumple con los niveles de desempeño profesional esperados, pero continúa preocupado por el evento.
Finalmente, un médico puede aprender y crecer a partir del evento. El incidente cambió sus patrones de práctica actuales y le permitió realizar cambios sostenibles a largo plazo para sus futuros pacientes.
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