A lo largo de los últimos meses la mucormicosis, también conocida como hongo negro, ha cobrado relevancia. Todo empezó por el aumento en la incidencia en la India que derivó en que la nación la decretara como una epidemia. Al mismo tiempo se dijo que este problema estaba relacionado con la Covid-19. Debido a que la mayoría de los casos ocurrieron en pacientes con esta nueva enfermedad se dijo que se trataba de una de sus secuelas.
Pero aunque el problema se veía distante no lo es del todo. Ya se han confirmado casos en países de América Latina como Brasil, Uruguay, Chile y México. De hecho, un paciente que presuntamente desarrolló hongo negro y fue atendido por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) falleció.
Ante lo anterior surgió un pensamiento erróneo en torno a que la mucormicosis había llegado a nuestro país. Y es equivocado porque en realidad ha estado presente desde hace varios años aunque con una frecuencia muy baja.
De acuerdo con Edith Sánchez Paredes y Laura Rosio Castañón Olivares, integrantes del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este tipo de infecciones no son de reporte obligatorio; sin embargo, al revisar informes epidemiológicos, se observa que en un periodo de 12 o 15 años se registraron un máximo de 10 mil casos en la nación.
¿Cómo se detecta en el paciente?
Por su parte, Castañón Olivares abundó que el diagnóstico del hongo negro es sencillo: se toman muestras de flema, fragmentos de tejido, exudados donde se identifica su presencia. De ahí la importancia de hacer, desde un principio, análisis microscópico. El problema radica cuando el médico no sospecha la presencia de la mucormicosis y esto retrasa su diagnóstico y tratamiento.
La universitaria Edith Sánchez explicó que ese padecimiento es provocado por hongos microscópicos filamentosos que forman colonias de color blanco-grisáceo con una apariencia de pelusa.
Generalmente no causan daño, crecen en los alimentos como verduras, pan o carne, cuando están en proceso de descomposición. En la punta tienen estructuras de reproducción llamadas esporangios, dentro de las cuales se encuentran cientos de esporas que se dispersan en el aire y que, en un momento dado, se pueden respirar.
Forma de transmisión
La principal forma de infección es a través de la vía respiratoria al inhalar las esporas. Pero la inoculación también se puede dar por la vía cutánea, cuando se pegan a una lesión de la piel o mediante la vía gastrointestinal.
Sánchez Paredes recalcó que nos enfrentamos a estos hongos a diario, aunque no todas las personas desarrollan la enfermedad. En condiciones normales, con un sistema inmunológico adecuado, son inocuos.
Para que causen una infección se requiere la presencia de factores de riesgo: diabetes mellitus descompensada, cáncer, uso prolongado de esteroides, quemaduras o uso de drogas vía intravenosa, principalmente.
El hongo negro puede afectar la piel, mucosas, músculos, cartílagos y huesos. Una vez que se instala y causa la infección, puede diseminarse a cualquier parte del cuerpo. Se trata de una micosis de rápida evolución.
La mucormicosis puede ser rinocerebral, cuando provoca inflamación de la cara de manera unilateral, “caída” del párpado, dolor de cabeza, congestión nasal, lesiones negruzcas en la nariz o paladar, y fiebre: pulmonar, con tos, dolor de pecho y dificultad para respirar; y gastrointestinal, con dolor abdominal, náuseas y vómito y hemorragias gastrointestinales.
Edith Sánchez resaltó que la mortalidad de la enfermedad es alta. Se considera que es de aproximadamente 90 por ciento, sobre todo en quienes no son diagnosticados a tiempo y, por lo tanto, su tratamiento es inadecuado.
Tratamiento indicado para el paciente
Para atender el padecimiento se administra Anfotericina B que, en algunas ocasiones, se acompaña de Fluconazol. Ambos antifúngicos tienen una buena efectividad. A veces se requiere limpieza quirúrgica, porque el hongo va dejando tejido muerto.
La especialista aclaró que esta micosis no es la más frecuente entre pacientes con Covid-19. Existen otros hongos, como Aspergillus, que han reportado mayor número de casos. Empero, mucormicosis llama la atención por la mortalidad que registra.
Al respecto abundó que si es el caso, a la diabetes de un paciente hay que agregar la inmunosupresión que provoca la presencia del coronavirus SARS-CoV-2. Eso abate aún más sus defensas, lo que permite el crecimiento del hongo.
El hongo negro se presenta en pacientes hospitalizados en estado de salud muy grave, es difícil que una persona que vemos en la calle lo desarrolle. Aunque la enfermedad se cura puede dejar secuelas estéticas (por pérdida de uno o los dos ojos, por ejemplo) o afecciones a nivel del Sistema Nervioso Central.