En la lucha contra la actual pandemia de Covid-19 diversas farmacéuticas ya han desarrollado vacunas que ofrecen resultados satisfactorios. El objetivo de todas no es evitar contagios sino disminuir las probabilidades de cuadros graves de la enfermedad. Aunque lo que se mantiene pendiente es diseñar medicamentos específicos contra la infección. Pero ahora existe una alternativa natural que sería de utilidad aunque solo para cierto tipo de pacientes y es la curcumina.
Algunos nutrientes naturales pueden funcionar como medicamentos para el organismo, y esto es muy valorado si se tiene en cuenta que los virus y bacterias desarrollan resistencia a los fármacos. Aunque al igual que todos los medicamentos siempre se debe comprobar que exista un resultado correcto para evitar caer en los “productos milagro”.
¿Para qué tipos de casos funcionaría?
En ese sentido, estudios recientes afirman que la curcumina puede inhibir la replicación del virus SARS-CoV. Por lo tanto sería de utilidad en casos leves o pacientes que apenas han adquirido la enfermedad y todavía no genera síntomas de gravedad.
La curcumina se usa desde la antigüedad como colorante en varias tradiciones culinarias, pero hoy la investigación científica revela sus propiedades antimicrobianas y antivirales. De acuerdo con Amelia Aldana Mendoza, Médico del laboratorio especializado en micro y macro nutrición Ysonut, algunas de los beneficios de este componente son:
- Tiene un amplio abanico de usos. La curcumina es el componente principal de la cúrcuma, ese polvillo de característico color dorado que se extrae de la Curcuma longa, una planta originaria de la India. Las propiedades farmacológicas de este compuesto fenólico llevan largo tiempo siendo estudiadas, y hoy se emplea –de formas muy distintas– frente a diferentes tipos de cáncer, artritis y otras enfermedades autoinmunes, arteriosclerosis, afecciones metabólicas y también –como veremos– infecciones por bacterias, hongos y virus.
- Es antibacteriana. Se publicó en revistas científicas internacionales que la curcumina –in vitro, y aún en concentraciones muy bajas– combate cepas de algunas de las más temidas bacterias, entre ellas estreptococos, Escherichia coli y Staphylococcus aureus.
- También antimicótica. La Candida albicans es uno de los más frecuentes causantes de infecciones ginecológicas, y las mismas pruebas in vitro mostraron que la curcumina microencapsulada (un proceso farmacéutico que permite mejorar su solubilidad y estabilidad) también inhibe su proliferación. Con concentraciones muy bajas –menores a 125 µg/ml (microgramos por mililitro)– la curcumina posee efecto combinado antibacteriano y antimicótico.
- Forma sinergias. Los autores de estos estudios sugieren que combinarla con otros antibióticos brindaría una poderosa sinergia antimicrobiana. Combinada con anfoterocina B, por ejemplo, mostró una actividad sinérgica contra especies de cándida, variando según las preparaciones y concentraciones usadas, y según las cepas. También la combinación con vitaminas y minerales a través de suplementos dietarios puede potenciar la acción antimicrobiana de la curcumina.
- Ayuda a inhibir el SARS-CoV. En laboratorio se verificó que la curcumina puede inhibir la replicación del SARS-CoV, y que en células Vero E6 (un tipo muy común de tejidos cultivados para experimentación) inhibe el efecto citopatogénico causado por el virus. Se han tratado casos leves de COVID-19 con 2 a 4 gramos diarios de curcumina (combinada con vitamina C y zinc) por un periodo prolongado, más un antibiótico (azitromicina) durante 3 días. En el 99.9% de los casos tuvieron remisión.
Mientras que inclusive a finales del año pasado la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que se trata de la única alternativa de origen natural contra la Covid-19. En altas dosis en la dieta ofrece efectos beneficiosos contra la inflamación, la apoptosis y la replicación del ARN. Por lo mismo, es una alternativa que ofrece protección para disminuir la probabilidad de contagio.