Gracias a su trabajo diario el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INCMNSZ) se ha colocado dentro de los mejores de su tipo en México. Aunque el reconocimiento no solo es nacional porque hace unas semanas fue considerado por la revista Newsweek dentro de los mejores centros de salud del mundo. Es una distinción de gran valor y no solo se refiere a la calidad de atención a pacientes sino a otros rubros como la investigación. Precisamente en fechas recientes a iniciado varios trabajos acerca de la Covid-19 y ahora ha dado a conocer los resultados preliminares del uso del fármaco Piridostigmina en personas infectadas.
Al respecto, el Dr. Gerardo Gamboa, quien es investigador en el nosocomio, compartió un artículo publicado en el periódico La Crónica de Hoy. Dentro de su texto señala que no es suficiente con el desarrollo de vacunas contra esta nueva enfermedad sino que también se necesita de tratamientos médicos.
Propuesta mexicana contra la Covid-19
Con lo anterior en mente, uno de los objetivos que se han propuesto ha sido apoyar a los pacientes con una fase grave o avanzada de la Covid-19. Hasta el momento suelen ser los que tienen una tasa de mortalidad mayor y por lo tanto se necesita de opciones para su recuperación.
Fue así que se inició un estudio experimental con Piridostigmina para observar sus efectos. Acerca de su uso convencional, se trata de un medicamento que inhibe a la acetilcolinesterasa y que ha sido utilizado por décadas en forma exitosa para el manejo de una enfermedad neuromuscular llamada miastenia gravis.
Les dejo mi editorial de la semana en @LaCronicaDeHoy en el que comento un estudio hecho en Nutrición que se ve muy prometedor para reducir la mortalidad por COVID. https://t.co/6Vzb8dqhm3
— Gerardo Gamba (@gerardo_gamba) May 12, 2021
El médico mexicano señala que la hipótesis inicial es que la Piridostigmina previene la destrucción de la acetilcolina liberada por el vago, eso aumentará su potencia y por lo tanto el efecto modulador negativo del vago sobre la respuesta inmune.
“El estudio empezó en abril y fue detenido en enero cuando habían reclutado 188 pacientes; 94 en el grupo placebo y 94 en el de piridostigmina. Como el estudio fue aleatorio, los grupos quedaron bien balanceados, con promedio de edad de 51 – 54 años, 60% de hombres en cada uno, diabetes e hipertensión en el 35% y con un poco mayor número de pacientes con obesidad en el grupo de Piridostigmina, pero que en tal caso iría en contra de esta, ya que la obesidad es un factor de riesgo para la mala evolución del COVID. 69 pacientes del grupo de piridostigmina y 71 del placebo recibieron dexametasona, ya que este medicamento se aprobó para su uso en COVID grave a partir de julio”.
Complementa la información al indicar que de los 94 pacientes que recibieron Piridostigmina fallecieron 11 (11.7 %), mientras que de los 94 que recibieron placebo murieron 22 (23.4 %). La mortalidad de 23.4 % en el grupo placebo va de acuerdo con lo que sucede en múltiples lugares del mundo. Mientras que la mortalidad en el grupo de Piridostigmina se redujo a la mitad de la observada en el grupo placebo y eso, sobre el hecho de que la mayoría de los pacientes recibieron dexametasona. Un resultado así no se ha visto en ningún ensayo clínico controlado de COVID.
Por su parte, la investigación preliminar, aún sin revisión por pares, fue publicada por la revista científica Medrxiv. En estos momentos el artículo está bajo revisión editorial y se espera obtener una respuesta lo más pronto posible. De ser aprobado sería un acontecimiento de enorme relevancia no solo para la comunidad médica mexicana sino internacional.