Todos sabemos, que el lenguaje corporal permite transmitir emociones y expresar sentimientos, sin palabras. Es así, como el cuerpo también envía señales, buscando que percibamos que algo anda mal, dándonos la posibilidad de prevenir. Sin embargo, dejamos pasar esas pequeñas molestias, que, a través del tiempo, se convierten en patologías que limitan e incapacitan.
De hecho, la tendencia social de establecer una medicina curativa y no preventiva, se ha quedado grabada en el ideario público. Lo que hace que la mayoría de las personas esperen a que se agraven los síntomas, para buscar la orientación médica. Asimismo, la automedicación se ha convertido en una mala costumbre; dando paso a nuevas patologías y riesgos, para la salud física y mental del individuo.
Debemos aprender a observar los cambios de nuestro cuerpo.
Pero, no solamente en lo que respecta al peso, el cabello o la piel. Sino a esos trastornos que parecen inofensivos; porque son esporádicos o pasan rápidamente sin atraer suficientemente la atención. Pero que, pueden estar enmascarando enfermedades; que se pueden detectar a tiempo y no dejar avanzar. De ahí la importancia de observar en forma racional, algunos indicadores que ameritan buscar la orientación de un profesional de la salud.
- De esta manera, los cambios en el olor e intensidad de los fluidos corporales; como el sudor; pueden asociarse con hiperhidrosis o anhidrosis; pero, también puede ser el reflejo de un trastorno hormonal o un problema cardiovascular, pulmonar o gástrico. Ya que, la sudoración se presenta por actividad fisca, exposición al calor, menopausia o un esfuerzo inusual del cuerpo para mantener en equilibrio la temperatura.
- De forma similar, la pérdida de peso sin proponérselo, es un factor de riesgo alto. Ya que, puede ser una reacción del cuerpo a células cancerígenas, que se están desarrollando en el tracto digestivo, el páncreas o incluso los pulmones. Sin embargo, también puede revelar un desajuste emocional, causado por la angustia, estrés o exceso de trabajo; que en cualquiera de los casos demanda el diagnóstico médico.
- Así mismo, el desgaste de los dientes, la inflación de las encías y el mal aliento, no solo son problemas de la cavidad bucal. Si no, que también pueden ser indicadores de enfermedades gastrointestinales; como el reflujo gastroesofágico. Pero, asimismo pueden causar afectaciones en el corazón; como endocarditis; debido a la propagación de bacterias y gérmenes por el torrente sanguíneo.
- También, El sangrado inexplicable en cualquier parte del cuerpo o mezclado con los fluidos corporales; orina; heces, flujo o semen; siempre será una señal de alerta. Ya que, el cuerpo, está enviando signos de alarma, sobre la posibilidad de sufrir un problema gástrico o alteraciones hematológicas. Además, de anunciar algún tipo de infección y el riesgo de desarrollar cáncer de ovario o próstata.
Incluso, cambiar el tamaño de la letra al escribir, roncar o tener fatiga crónica después de un día agotador. Puede indicar que las funciones neuronales están presentando fallas. Por tanto, ante la repetición de cualquiera de estos síntomas es bueno consultar al médico. De tal forma que se haga una evaluación personalizada. Y se lleve a cabo un tratamiento adecuado para paliar la sintomatología y contrarrestar cualquier complicación; que en corto o largo plazo; afecta el buen vivir del individuo.