Los valores que un médico debe proyectar en su día a día, son parte de un ejercicio de calidad continuo. Son varios los artículos que dicen que si un profesional de la salud no lleva a la práctica las enseñanzas éticas necesarias, está destinado al fracaso.
El médico no puede conformarse
Por lo tanto, el médico en formación o en desarrollo no puede conformarse ni estar satisfecho con la incorporación solamente de nuevos y valiosos conocimientos científicos. Pues tiene que estar dispuesto a recibir consejos y asimilar cambios en sus actitudes tendientes a consolidar su personalidad científica y humanista.
El American College of Physicians, en enero de 2012, publicó su manual de ética, en el que se define a la profesión médica como caracterizada por un cuerpo de conocimientos que sus miembros deben de expandir y enseñar. Pr un código ético, por un servicio que coloca al paciente por encima de su propio interés y porque su regulación es singular y socialmente admitida como específica y propia.
Existen 7 valores sagrados para la práctica médica
Según el artículo publicado por la Fundación Educación Médico, se identifican 7 valores esenciales que deben compartir todos los profesionales y que deberían ser objeto del desarrollo de las competencias educativas de los estudiantes de medicina:
- Que trate enfermos, no enfermedades.
- Con actitud crítica.
- Comunicador y empático.
- Responsable individual y socialmente.
- Competente, efectivo y seguro.
- Honrado y confiable.
- Comprometido con el paciente y la organización.
Por otro lado, según la guía de recomendaciones éticas para las prácticas clínicas, al igual que los valores anteriormente presentados. Existen 7 cualidades que definen a un buen médico o a cualquier persona que se dedique al ámbito de la salud, las cuales son:
- Amor a la profesión: es el desarrollo de la vocación, la permanente motivación para hacer bien el trabajo profesional.
- Respeto: es un valor de consideración y atención debida a los demás. En el ámbito médico incluye, además, el respeto a la vida y al paciente en su sentido más completo. Es decir, entender y adaptarse a las circunstancias y valores de cada paciente en su manejo terapéutico.
- Empatía: es importante saber situarse en la perspectiva del paciente, comprendiendo sus sentimientos y teniendo en cuenta sus valores y convicciones. No hay que confundirla con la lástima.
- Humildad: no hay que actuar de una manera vanidosa ni arrogante; tampoco mostrar superioridad, sino la imagen de un ser humano que tiene debilidades y fortalezas, capaz de reconocer sus errores.
- Responsabilidad: cumplir las obligaciones morales y responder adecuadamente ante los problemas que se presentan, asumiendo las consecuencias de los actos realizados.
- Prudencia: significa actuar con buen juicio, sin precipitación, tomando en consideración las circunstancias concurrentes. Debemos pensar antes de actuar y pedir asesoramiento cuando se nos plantean dudas.
- Calidez: hay que establecer una relación cordial y de confianza con el paciente, manteniendo el contacto visual de manera que se sienta cómodo y así fomentar su cooperación. Debe existir una proximidad afectiva pero siempre guardando una adecuada distancia terapéutica.
Así pues, el médico no solo tiene el deber de informar sobre actitudes y modos de vida saludables, sino servir él también de ejemplo para estas.
¿Y tú, cuáles cualidades tienes?
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