La pandemia despertó un profundo interés por los servicios de videollamadas y videoconferencias. Sobre todo en el ámbito médico, sin embargo, un nuevo estudio arroja que el exceso de éstas podrían afectar la salud gravemente.
La actividad digital y la salud cerebral
El estudio de Microsoft evaluó el impacto que tiene esta actividad digital en la salud de nuestro cerebro. Los resultados arrojaron que las videollamadas generan mucho estrés. Aunque estamos sentados, en casa las videollamadas se agotan.
“Otros estudios señalan los mismos efectos, es lo que se ha denominado Fatiga por Zoom. Un cansancio y hastío asociado a las constantes e interminables reuniones a través de internet, así lo describió a principios de año en IFLScience el doctor Paul Penn, de la Facultad de Psicología de la Universidad East London”.
Más personas, más fatiga
Según National Geographic, las pantallas con varias personas amplían el problema de la fatiga. La vista en la galería supone una dificultad para la visión central del cerebro y lo obliga a descodificar a tanta gente al mismo tiempo que no se obtiene nada significativo de nadie, ni siquiera de la persona que habla.
“Realizamos muchas actividades, pero nunca nos dedicamos por completo a nada en particular”, explica un especialista. Los psicólogos lo denominan atención parcial continua y se aplica tanto a los entornos virtuales como a los reales. Por ejemplo, piensa en lo difícil que sería leer y cocinar a la vez. Es el tipo de multitarea que el cerebro intenta (y no suele conseguir) manejar en una videollamada grupal.
Menos colaborativas y más compartimentadas
Esto provoca problemas, como que las videollamadas grupales se vuelven menos colaborativas y más compartimentadas, conversaciones en las que solo hablan dos personas al mismo tiempo mientras las demás escuchan. Como cada participante usa una secuencia de audio y es consciente del resto de las voces, es imposible mantener conversaciones paralelas. Si ves a un solo interlocutor cada vez, no puedes reconocer el comportamiento de los participantes no activos, algo que sí percibirías con la versión periférica”.
Microsoft y el impacto a la salud
Pero para el estudio de Microsoft, se reunieron a 14 personas con un gorro de electroencefalograma para monitorizar su actividad cerebral durante esas reuniones telemáticas. Los 14 participantes asistieron a ocho videollamadas de media hora, divididas en cuatro por día: un día con descansos de 10 minutos entre ellos y el otro todo en un bloque.
Más descansos
Los resultados del estudio señalan la importancia de realizar descansos. Durante el bloque de reuniones sin descansos, las personas mostraron niveles más altos de ondas beta, que están asociadas con el estrés, la ansiedad y la concentración.
Recomendaciones
Estas son las tres conclusiones a las que han llegado los investigadores de Microsoft:
- Los descansos entre reuniones permiten que el cerebro se “reinicie”: Tomarse un tiempo entre las videollamadas evita que se acumule el estrés, explican en el informe.
- Las reuniones consecutivas pueden disminuir su capacidad para concentrarse y participar: Cuando los participantes tuvieron descansos para meditar, los patrones de ondas cerebrales mostraron niveles positivos de asimetría alfa frontal, lo que se correlaciona con un mayor compromiso durante la reunión, indica Microsoft.
- Saltar directamente de una reunión a otra puede provocar picos de estrés: “estás llegando al final de la reunión, sabiendo que tienes otra próxima y vas a tener que cambiar de marcha y usar tu cerebro para pensar mucho en otra cosa”, dice Michael Bohan, director senior del grupo de Ingeniería de Factores Humanos de Microsoft.
Con información de Computer Hoy.
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