El movimiento es salud. Más aún, cuando podemos darles rienda suelta a las emociones, combinando la música y la actividad cardiovascular. Porque, bailar trae emoción y vitalidad, al tiempo que ejercita el cuerpo y recarga energías, generando un impacto positivo en la salud mental. Ya que, al ritmo de los acordes de un instrumento o pieza musical, se puede fortalecer los músculos, pero también, se consigue liberar las preocupaciones y alimentar el alma.
Los médicos recomiendan realizar actividad física frecuentemente, para mantener un estado óptimo de salud. Por fortuna bailar a un buen ritmo por espacio de 40 minutos es considerado un buen entrenamiento. Tanto es así, que desde hace unas décadas los gimnasios y centros de acondicionamiento físico, promueven rutinas de baile que prometen ayudar a bajar de peso, tonificar y estirar, cuidando la salud.
Buscando formas de mejorar la calidad de vida
Bailar para muchos es solo una actividad lúdica. Pero ciertamente hoy en día también es considerada como una forma de ejercitarse y conservar la higiene mental. Principalmente porque de esta manera se mantiene activo tanto el cerebro como el sistema musculoesquelético. Ralentizando el deterioro celular y las patologías que se asocian con el sedentarismo y el envejecimiento.
El corazón y los pulmones son los primeros beneficiados con las rutinas de baile. Ya que, al realizar esta actividad aeróbica, se respira más rápido y más profundo, mejorando la capacidad pulmonar. Además, aumenta el flujo sanguíneo, favoreciendo el ritmo cardiaco, la limpieza de las arterias y los movimientos de las paredes del corazón, lo que indiscutiblemente lo fortalece.1
Mantener un peso saludable, a veces requiere de sacrificios. Sin embargo, practicar rutinas de baile en forma frecuente, lo mantiene a raya de una manera dinámica y divertida. De la misma manera, que trae consigo otros beneficios como incrementar la resistencia y la fuerza ósea, disminuyendo la fatiga y el riesgo de lesiones.
Activa el sistema inmunológico, aumentando el nivel de defensas. Debido a que, disminuye el riesgo de padecer enfermedades infecciosas, incrementa los niveles de monocitos que actúan contra las células cancerígenas, aumenta el poder antibacteriano de los neutrófilos y ralentiza el envejecimiento del sistema inmune.2
Reducir el riesgo de contraer enfermedades asociadas a la obesidad como diabetes, hipertensión, cardiopatías, síndrome metabólico, obesidad y algún tipo de cáncer. Se convierte en un incentivo para bailar cada día. Además, que se ayuda a disminuir las probabilidades de sufrir de osteoporosis y problemas articulares.3
Con respecto al estado mental, bailar alivia la depresión, reduce el estrés y promueve la relajación. Gracias a que se estimula la producción de dopamina en el cerebro, que media el placer y la recompensa. Facilitando los estados de felicidad, a la vez, que mejora la calidad del sueño, la empatía y las ganas de seguir viviendo
Conjuntamente, permite que los músculos tomen fuerza, reduciendo el riesgo de caídas cuando envejecemos. De esa manera los adultos mayores pueden mantenerse activos e independientes, disfrutando de una vida sana y feliz. Especialmente porque al bailar se obliga al cerebro a crear nuevas conexiones neuronales, que protegen las habilidades cognitivas y minimizan el riesgo de demencia.
Los profesionales de la salud y los entrenadores recomiendan realizar una actividad aeróbica, como bailar durante 150 minutos a la semana. Sin embargo, se pueden lograr grandes beneficios físicos y mentales, si practicamos un par de veces a la semana, con una intensidad moderada, Pero poniendo toda nuestra intensión y energía, en salir de la rutina, liberarnos del estrés, divertirnos y conservar la salud.
Referencias:
- Ochoa Patiño, Verónica El baile: representación social y práctica saludable Investigación y Educación en Enfermería. [internet] 2006 [consultado 7 abril 2021]; 24(2): 54-63. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/1052/105215402005.pdf.
- Alack K, Pilat C, Krüger K. Current Knowledge and New Challenges in Exercise Immunology. Dtsch Z Sportmed. [internet] 2019 [consultado 7 abril 2021]; 70(10): 250-260. Disponible en:
- Aguilar Cordero M. J., Ortegón Piñero A., Mur Villar N., Sánchez García J. C., García Verazaluce J. J., García García I. et al. Programas de actividad física para reducir sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes: revisión sistemática. Nutr. Hosp. [Internet]. 2014 oct [citado 2021 Abr 08]; 30(4): 727-740. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112014001100002&lng=es.