El sistema de salud mexicano presenta fallas que impiden el pleno ejercicio del derecho a la salud al excluir a 33 millones de mexicanos, que representan un 26% del total y no es equitativo porque afecta a la población más pobre, según ha determinado un informe del centro de estudios independiente México Evalúa.
En México, apenas el 2,1% de la población mexicana cuenta con un seguro privado o afiliación a otra institución y el 26,2% restante carece totalmente de afiliación a servicios de salud, como ha indicado un análisis publicado con motivo del Día Mundial de la Salud.
En cuanto al resto, el 45% de la población (56 millones de personas), cuentan con afiliación a servicios de salud en el sistema de salud mexicano de la seguridad social. Mientras que otro 26,8% de la población, que son casi 34 millones de habitantes, está afiliada a sistemas públicos diferentes a la seguridad social.
El sistema de salud mexicano debe romper el cordón entre salud y trabajo
En el Día Mundial de la Salud, el centro de estudios México Evalúa subraya que todas las personas tiene derecho al “nivel más alto posible de disfrute de salud física y mental” y que los Estados están “obligados a prevenir y tratar todas las enfermedades”, así como a crear condiciones para el acceso a servicios médicos de calidad dentro del sistema de salud mexicano.
El centro de análisis designado como segundo lugar de este país en el “Índice Global de Think Thans” apunta a la vinculación que existe entre el acceso a servicios de salud con el régimen laboral constituye una de las principales fuentes de exclusión y discriminación.
Tal y como ha expresado Marina Campos, coordinadora del programa de Gasto Público durante la presentación del informe de México Evalúa, “es indispensable romper el cordón umbilical entre salud y trabajo, con el fin de erradicar y superar la dicotomía entre formalidad e informalidad, la salud no es una prestación laboral, es un derecho humano”.
Por tanto, dentro del sistema de salud mexicano, este problema se refleja en las debilidades de infraestructura hospitalaria y de recursos humanos que enfrenta el país latinoamericano. Por ejemplo, el sistema de salud mexicano tiene una baja proporción de personal de enfermería con respecto a médicos.
La pandemia ha desplazado la atención de otros padecimientos
La proporción es de 1,2, lejos del promedio de 2,7 de las grandes economías que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Se puede decir, por tanto, que el presupuesto para el sector es insuficiente y está estancado y no recibió incrementos reales durante la pandemia por COVID19 y promueve la inequidad entre la población con y sin afiliación a la seguridad social.
Durante 2020, el gasto en salud dentro del sistema de salud mexicano creció un 9% con relación al año anterior y apenas superó en 3% del presupuesto asignado en ese año. El incremento en la variación anual no fue nada excepcional si se considera que desde 2016 no hubo crecimiento y en 2019 se cumularon tres años de caídas consecutivas.
El informe agrega, además, que en un contexto de pandemia, resulta vital que el Gobierno ejerza en tiempo y forma los alrededor de 33 mil 500 millones de dólares (2,7% del Producto Interior Bruto) que tiene presupuestados para 2021 como gasto funcional en salud. Sin embargo, en el primer bimestre, apenas había ejercido el 11% de ese monto asignado.
Por otra parte, los especialistas están preocupados por la forma en la que la atención a la pandemia ha acaparado los recursos del sistema de salud mexicano, desplazando la atención de otros padecimientos.