Uno de los problemas que cada día se vuelven más habituales en nuestro país son los certificados falsos de COVID-19.
Debido a las restricciones de viaje existe un mercado que se ha aprovechado de la situación y por un pequeño costo realiza falsificaciones de pruebas.
Para evitar esto, el Consejo Mexicano de Diagnóstico Médico (COMED) buscará que todos los laboratorios tengan en sus manos un sistema de QR que garantice la fiabilidad de las pruebas que se presenten a la hora de viajar o solicitar un permiso por enfermedad en el trabajo.
Por otro lado, Guillermo Máynez, director general del COMED mencionó para EL UNIVERSAL que las pruebas falsas cada vez son más comunes en nuestro país por la falta de control y autenticación que existe dentro de los laboratorios públicos y privados.
A este respecto mencionó:
“Sabemos que ha proliferado y que el problema está en todos lados, pero no podemos cuantificar. La autoridad sabe que los falsificadores están en Santo Domingo, ¿por qué no van y lo clausuran? No entendemos cómo el gobierno ha permitido la venta indiscriminada de pruebas de todo tipo sin exigir la aplicación de la Norma Oficial Mexicana”.
¿Problema Nacional?
Sin embargo, una de las cuestiones que no podemos perder de vista es el costo de dichas pruebas. Que si bien no es para nada una justificación a este delito, sí deja ver la inaccesibilidad que tiene este requisito, ahora, casi obligatorio, para las familias de bajos ingresos.
Los costos de las pruebas en los hospitales particulares van desde los 1,300 a los 24,000 pesos en estudios más complejos, que a veces incluyen pruebas serológicas o de anticuerpos.
Por otro lado, la gravedad del asunto va más allá del impacto económico en el bolsillo del mexicano. Ya que las consecuencias de falsificar pruebas y tener un resultado no confiable puede traer como resultado que una persona que realmente esté afectada por el virus, no busque atención oportuna y ponga en peligro su vida y la de los demás.
Consecuencias…
Un ejemplo reciente es el caso de los 74 de estudiantes argentinos que viajaron a Cancún, Quintana Roo y que resultaron positivos a covid-19 al llegar a su país, cuando previamente habían presentado una prueba negativa alterada al salir de México.
Algunos otros estudios apuntan no sólo a los laboratorios clínicos apócrifos, sino a al negocio digital, ya que muchas de las pruebas falsas se venden en redes sociales con resultados negativos por COVID-19.
Claro que este fraude no es exclusivo de México, “la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) alertó sobre la venta en línea de kits de prueba para el covid-19 fraudulentos que no han sido autorizados. Y, a inicios de febrero, la Unión Europea advirtió sobre una banda de falsificadores de certificados llamada Rathkeale Rovers Mobile Organised Crime Group, presuntamente, de origen irlandés”.
Por último, una de las consecuencias más peligrosas es que al adquirir este tipo de pruebas se podrían encubrir los números y las cifras de contagios reales dentro de la Secretaría de Salud. Incrementando la mortalidad por el virus, la cifra hospitalaria y la difusión de contagios, lo cual podría detener, una vez más, el tráfico económico interno del país.
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