Sabemos que los alimentos pueden afectar la capacidad de nuestro organismo. Por lo tanto, mantener una alimentación saludable durante la pandemia es muy importante, no sólo para combatir enfermedades secundarias derivadas de ésta, sino también para prevenir y generar una recuperación más rápida.
Según la OMS para fortalecer el sistema inmunitario se recomienda consumir alimentos variados para tener una dieta sana y equilibrada, en la que se han de incluir cereales integrales, legumbres, verduras, frutas, frutos secos y alimentos de origen animal.
De manera más específica en cuanto a la elección de alimentos y según el estudio de la Academia Española de Nutrición y Dietética y del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas. Una buena alimentación para enfrentar el virus se compone de alimentos de origen vegetal como frutas, hortalizas, legumbres, cereales y sus productos derivados como el pan o la pasta, arroz y otras semillas, principalmente en sus variedades integrales, frutos secos y aceite de oliva, especialmente el virgen extra y, en menor medida, alimentos de origen animal como carnes, pescados, huevos, quesos y otros productos lácteos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que ningún alimento impide contraer la COVID-19, así como ninguno puede contagiarnos. Según la misma institución actualmente no hay pruebas de la COVID-19 pueda transmitirse por los alimentos, incluidas las frutas y verduras.
Recordemos que el virus es una enfermedad respiratoria que se transmite principalmente a través del contacto entre personas y del contacto directo con las gotículas expulsadas al toser o estornudar por una persona infectada.
¿Pero, a qué nos referimos cuando hablamos de inocuidad alimentaria?
Según el diccionario de la salud la inocuidad de los alimentos puede definirse como el conjunto de condiciones y medidas necesarias durante la producción, almacenamiento, distribución y preparación de alimentos para asegurar que una vez ingeridos, no representen un riesgo para la salud.
Por lo tanto, no sólo es necesario mantener una dieta balanceada para marcar una diferencia dentro de nuestro organismo. Sino también fijarnos de dónde vienen esos alimentos que ingerimos, cuáles recomendamos consumir más y con ello, verificar su proceso de creación para incorporar una mejorar calidad de productos dentro de nuestro consumo diario y generar así una mejor calidad nutricional.
Nosotros como consumidores, debemos empezar a tomar consciencia de la responsabilidad social que conllevan los alimentos, desde su preservación y/o almacenamiento hasta su preparación, de modo que el alimento a ser consumido no presente riesgo para la salud y mucho menos en un contexto pandémico.
Según la OMS “Los alimentos insalubres que contienen bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas nocivas causan más de 200 enfermedades, que van desde la diarrea hasta el cáncer”.
En este sentido, la inocuidad de los alimentos no es un llamado únicamente para los consumidores. Sino para las empresas alimentarias, las cuales deben intensificar las medidas de higiene personal y evitar o reducir el riesgo de que sus trabajadores contaminen la superficie de los alimentos o los envases con el virus.
Notas referentes:
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