Ir al psicólogo se convirtió en una necesidad social, porque trata los trastornos de personalidad y busca el bienestar integral del individuo. Mas en estos tiempos donde la pandemia amenaza la salud física y mental, obligando a enfrentar cambios personales, sociales, profesionales, educativos y familiares, sin siquiera tener tiempo de planearlo.
La conducta humana se ve influenciada por la genética, el ambiente, la educación y nuestros pensamientos, generando patronos de comportamiento que muchas veces no nos hacen sentir bien con nosotros mismos. Llevando a sentir tristeza, desolación, estrés, angustia y ansiedad, incontrolable. Lo que da muestras claras de que necesitamos la orientación y apoyo de un terapeuta, para tomar el control de nuestras vidas.
Calidad de vida con soluciones de fondo
El psicólogo aplica terapias direccionadas a las necesidades de cada persona. Buscando facilitar el enfrentamiento de situaciones estresantes, curar adicciones y eliminar obstáculos emocionales y temperamentales, que impiden alcanzar objetivos. Pero, además, es un ayudador en la recuperación de enfermedades crónicas.
Sobre todo, porque este profesional de la salud tiene un papel de educador y entrenador de habilidades. Utilizando métodos para modificar aspectos negativos en la vida del ser humano. Pero, de esa misma manera busca fortalecer y reforzar los aspectos positivos, generando equilibrio y estabilidad físico y mental.
- Impacto emocional. Al pasar por una crisis personal, los sentimientos y pensamientos se desdoblan, generando caos en nuestras vidas. Por tanto, se convierte en una señal, que indica que se debe buscar ayuda. Ya que, el psicoterapeuta se encargará de acompañar y orientar en el proceso al paciente, para recuperar la estabilidad y sanar el daño psicológico.
- Apatía por el entorno. Mostrar falta de interés y poco disfrute de lo que se tiene. Cargando día tras día con sentimientos de desanimo, insatisfacción y vacío, que no se quitan, sino que por el contrario se agravan con el paso del tiempo. Además, acudir al aislamiento, como un escudo de defensa, son signos de alerta que deben ser atendidos.
- Pensamientos negativos. Que no se alejan de nuestra mente, causando agobio, abandono y sensación de soledad, llegan a ser indicadores de que algo anda mal y necesitamos la asesoría de un experto en conductas. De tal suerte, que mejoremos la autoestima, bajemos los niveles de ansiedad y dejemos las creencias negativas que limitan.
- Perder el control. Destacando comportamientos irracionales que afectan las relaciones interpersonales, laborales y familiares. Pero que también enlazan falta de motivación, irritabilidad, angustia y desanimo, poco comprendido por el individuo y su entorno. Convierten, las terapias de afrontamiento, autoconocimiento y relajación, en paliativos valiosos.
Algunas señales como enfrascarnos en sentimientos negativos que llegan a incapacitar para tomar decisiones y resolver los problemas en forma coherente o centrar nuestra vida en emociones desagradables que nos limitan, indican que es necesario visitar a un psicólogo. Ya que, ellos cuentan con las herramientas necesarias para elaborar un plan de acción que logre hacernos sentir bien, ser resilientes con las experiencias y mejorar la salud en forma integral.