La parasitosis intestinal, afecta a la población pediátrica, más que a la adulta, convirtiéndose en un problema de salud pública. Es así, como las afecciones digestivas producidas por parásitos, se direccionan a los sectores sociales más precarios, como consecuencia de un entorno sanitario deficiente, mala calidad del agua y la falta de buenas prácticas de higiene.
Los microorganismos dañinos están alojados en los alimentos mal procesados, objetos contaminados y en el suelo, buscando entrar en el cuerpo humano a través de la piel, la boca y las mucosas. Y aunque, algunos parásitos comunes como las giardias, oxiuros y áscaris, no causan graves complicaciones. Una infestación de gusanos, aumenta la morbilidad y puede llegar a ser mortal.
Algunas recomendaciones que disminuyen riesgos
En México, la parasitosis intestinal se ha convertido en un problema frecuente. En, pero, la densidad de la población y la separación de áreas rurales y urbanas, no influye en la prevalencia. Ya que, las muestras indican que las escasas normas de higiene y las pocas medidas preventivas se dan en los diferentes extractos poblacionales. Sin embargo, las exigencias actuales del lavado de manos para evitar contagiarse por el Covid, puede ayudar a tomar conciencia sobre la necesidad de mantener adecuadas rutinas de higiene.1
Los cuadros de diarrea, la inflamación abdominal, la disminución del apetito y la comezón en la zona anal, especialmente en épocas de lluvia, son indicadores de una parasitosis provocada por lombrices, solitaria, amibas o giarda. En vista de ello, debe buscarse la orientación medica antes de que se presenten complicaciones de gravedad como un absceso hepático amibiano, que puede hacer fallar el hígado y causar la muerte. Así mismo como la solitaria, puede desarrollar cisticercosis y afectar el cerebro.2
Los niños pequeños son muy propensos a adquirir lombrices por el contacto directo con la tierra, mientras que los adultos se contaminan con frecuencia por el consumo de comidas callejeras mal manipuladas, la utilización de hielo elaborado con agua sin purificar y la falta de hábitos de higiene antes de comer y antes y después de ir al baño.
Buscar la orientación medica se hace necesario. Ya que la automedicación puede alterar las funciones intestinales, la flora microbiana e inhibir la absorción del calcio en los huesos. Además, puede agravar los estados diarreicos, generando deshidratación. En consecuencia, el profesional de salud se encargará de sugerir un antiparasitario de acuerdo a las demandas de cada paciente.
De la misma manera, fuera de lavarse las manos en forma constante, pero especialmente cuando se usan los módulos de aseo, Existen algunas recomendaciones como desparasitar al tiempo toda la familia, cambiar enseres de cama asiduamente, desinfectar frutas y verduras antes de consumirlas y asegurarse que la carne que se incluya en su dieta este bien cocida.
La higiene es el mejor antídoto contra la parasitosis intestinal. Por tanto, las instituciones de salud deben seguir en la tarea de sensibilizar a la población desde los hogares y colegios, para minimizar riesgos. Así mismo, es necesario establecer planes de acción que permitan que más familias tengan acceso a servicios de salud y sanidad, mejorados, al igual, que puedan disfrutar de agua de mejor calidad.
Referencias:
- Sánchez de la Barquera-Ramos MA, Miramontes-Zapata M. Parasitosis intestinales en 14 comunidades rurales del altiplano de México. Rev. Mex Patol Clin Med Lab.[internet] 2011[consultado 10 marzo 2021];58(1):16-25.Disponible en: https://www.medigraphic.com/pdfs/patol/pt-2011/pt111c.pdf.
- V. Fumadó. Parasitosis intestinal. Pediat. Integral [internet] 2015 [consultado 10 marzo 2021]; Vol. XIX (1):58-63. Disponible en:
https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2015-01/parasitos-intestinales/.