Comer es una necesidad y un placer, que algunos utilizan en forma errónea para mitigar la ansiedad y otras emociones de inseguridad. Obteniendo un falso alivio temporal por el estímulo de los neurotransmisores de la recompensa, que los invita a seguir ingiriendo alimentos cada que el estómago este vacío, perdiendo el control y llegando a causar serios daños a la salud.
Cuando nos enfrentamos a situaciones y emociones adversas, el cerebro busca respuestas, segregando menos cantidad de serotonina, dopamina y noradrenalina. Lo que hace que esta carencia nos produzca zozobra y un apetito voraz, para compensar estas sustancias. Por tanto, es importante conocer y aplicar técnicas para controlar la comida, logrando obtener tranquilidad, y bienestar.
Comer conscientemente mejora la salud mental
Los abusos, las carencias afectivas y la baja autoestima, son considerados factores desencadenantes de problemas psicológicos que deben ser atendidos. Ya que, en muchos casos los individuos se escudan en el alcohol, las sustancias toxicas, el juego y/o la comida, buscando mecanismos de defensa para sentirse bien. Pero sin saberlo están aumentando la crisis y los riesgos de padecer enfermedades crónicas.
El exceso de peso. Es la principal consecuencia de comer por ansiedad, lo que hace que los hábitos alimenticios sean poco saludables y se desdibuje nuestra percepción corporal. Causando más problemas psicológicos, a la vez que se amplía el margen de posibilidades de desarrollar patologías anexas. Como las enfermedades coronarias, la diabetes mellitus, grasa en sangre, artrosis y algunos tipos de cáncer, que menoscaban la calidad de vida.
Comer en forma inteligente. Es la primera técnica que se debe utilizar para calmar la ansiedad. Incrementando el consumo de agua y teniendo en cuenta la distribución de comida, en pequeñas porciones cada 3 horas. Así mismo emplear trucos; como masticar chicle, utilizar Stevia en vez de azúcar, tomar menos bebidas azucaradas y buscar alimentos que suban la serotonina como el platano o la espinaca; es válido.
Realizar actividad física y dormir bien. Mantiene el equilibrio de la salud física y mental. Así mismo, es necesario buscar el contacto con la naturaleza, para oxigenar el cuerpo y disminuir los niveles de estrés. Ya que, caminar en el césped o en la arena, ayuda a desinflamar y desintoxicar energéticamente los órganos del cuerpo, estimulando el sistema inmune y mejorando la salud mental.
Utilizar técnicas alternativas. Como la auriculoterapia, acupuntura o reflexología, que buscan por medio del estimulo de los puntos reflejos del cuerpo, combatir la ansiedad. Logrando disminuir el apetito, eliminar la retención de líquidos y las toxinas. De igual forma, la aromaterapia, fitoterapia y la homeopatía, ayudan a relajar y tomar mayor conciencia sobre la alimentación, el cuerpo y la mente.
Buscar la orientación profesional. Siempre será una recomendación valida a la hora de buscar soluciones de salud. Ya que, es claro que muchas veces el ser humano necesita el acompañamiento para descubrir y afrontar las emociones negativas que se salen de control y causan daño. Por tanto, a través de la evaluación clínica se establece el tratamiento adecuado en forma personal donde se incluye terapia conductual, evaluación nutricional y fármacos, según el caso.