La salud mental es de vital importancia para el buen desempeño fisiológico del organismo y para conservar la calidad de vida. Además, el equilibrio emocional permite enfrentar las situaciones estresantes que depara la cotidianidad, mantener relaciones interpersonales asertivas, ser más resiliente y trabajar de una manera más productiva. Al tiempo que, favorece los procesos funcionales y biológicos, minimizando los riesgos de desarrollar patologías.
Buscando armonía física y mental
El bienestar emocional, psicológico y social, están influenciados por la genética, las experiencias vividas, el estilo de vida, los hábitos alimenticios, el medio ambiente y el consumo de sustancias nocivas para la salud, generando una conexión directa con el estado de salud físico. Ya que, los desórdenes mentales pueden causar accidentes cerebrovasculares, diabetes, hipertensión y cardiopatías.
La presión social, el acoso escolar o laboral, la inseguridad, la violencia intrafamiliar y la baja autoestima, también pueden ser el origen de problemas psicológicos como la depresión, fobias, perdida de interés e incapacidad de responder a las responsabilidades de la cotidianidad. A la vez que puede desencadenar jaquecas, desórdenes alimenticios, problemas respiratorios, acné y deficiencias digestivas.
Los cambios de comportamiento, los trastornos de sueño, el aislamiento social voluntario, tener pensamientos de desarraigo o sentirse inusualmente confundido, pueden considerarse síntomas asociados a problemas mentales, que requieren ser atendidos inicialmente por un psicólogo, que de acuerdo a su criterio establece un tratamiento terapéutico en forma individualizada.
El psicoanálisis, la psicoterapia y las terapias cognitiva, conductiva e interpersonal serán utilizados, si es necesario, para manejar los procesos de desórdenes mentales de acuerdo a la gravedad de la situación. De igual manera se indicarán fármacos psicoactivos, si el profesional de la salud lo considera adecuado, después de llevar a cabo una evaluación psicológica.
Sin embargo, para mantener una buena salud mental existen otras recomendaciones que incluyen establecer hábitos de vida saludables, dormir bien, crear una rutina de actividad física constante, salir al aire libre, tener un pasatiempo, promover charlas interesantes con otras personas y, sobre todo, disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
De esta manera, se disminuyen los riesgos de enfrentarse a enfermedades degenerativas y en caso de alguna intervención médica, favorece la recuperación. Así mismo el individuo percibe un alto estado de bienestar, mejorando el desempeño en todas las actividades, al tiempo que, facilita las relaciones personales, gracias a la seguridad, tranquilidad y elevada autoestima.
La salud mental y la salud física tienen una relación bidireccional compleja, debido a que cualquiera de las dos partes se convierte en un factor de riesgo para la otra, si está fallando. Por eso, países como México, ven en la depresión y otros problemas psicológicos una amenaza latente contra el sistema de salud y el bienestar de los conciudadanos. 1.
En conclusión, se puede afirmar que la salud mental influye en la salud y buen funcionamiento del organismo. Por tanto, se deben tomar medidas de prevención a nivel personal que se reflejen en el entorno. Porque, aunque, los embates de la vida nos lleven a modificar el pensamiento, las emociones y la forma de actuar, es necesario aplicar técnicas que recuperen la estabilidad, por el bien de nuestra salud física.
Referencia:
- 1. Asociación Psicoanalítica Mexicana A.C. Se puede consultar en : https://asociacionpsicoanaliticamexicana.org/depresion-en-2020-sera-la-principal-causa-de-discapacidad-en-mexico/.