Los efectos de la COVID-19 durante el embarazo y la lactancia hasta ahora habían sido poco conocidos; pero recientemente ha sido publicado un artículo en la revista médica especializada BMJ, en donde se habla sobre el impacto del virus en esta etapa de la vida de las mujeres.
El estudio, a cargo de investigadores de la Universidad de Birmingham, ha sido auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el fin de establecer las repercusiones del SARS-CoV-2 en mujeres embarazadas, fetos y recién nacidos; y los resultados obtenidos han sido muy alentadores.
La investigación consiste en un metaanálisis, donde se compararon 77 investigaciones en todo el mundo; y ha revelado que las mujeres embarazadas que padecen COVID-19, son menos susceptibles a presentar síntomas respiratorios graves que la población general. Sin embargo, en caso de presentar la enfermedad en su forma más grave, tienen más probabilidad de ser internadas en UCI.
En este sentido, los síntomas más comunes de las mujeres gestantes y puérperas con COVID-19 son: tos, fiebre, linfopenia y proteína C reactiva; aunque cabe acotar que la astenia, la disnea y la fiebre en más común en las mujeres no grávidas, la tos es más persistente durante el embarazo.
Otro dato importante que arrojó la investigación es el aumento de la incidencia de partos prematuros en las mujeres con COVID-19, respecto a pacientes sanas. De estos niños, uno de cada cuatro requirió ser internado en unidades de cuidado neonatal. No obstante, no se observa un incremento en las tasas de mortalidad materna o neonatal por causa del virus.
Por su parte, los datos recogidos demuestran que las pacientes con enfermedades preexistentes como hipertensión y diabetes, son más propensas a desarrollar un cuadro grave, de forma similar a lo que ocurre con la población general.
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¿Qué medidas deben tomar las mujeres embarazadas?
No existen evidencias de que el COVID-19 se transmite verticalmente de madre a hijo en el momento del parto; debido a que no se ha logrado aislar el virus en líquido amniótico, placenta o leche materna. Sin embargo se recomienda que las medidas de bioseguridad de las mujeres embarazadas sean las mismas que siguen los adultos mayores. Por lo tanto, es indispensable el uso de mascarilla, el lavado constante de manos y el aislamiento social voluntario durante la mayor parte del tiempo posible.
Acciones recomendadas en caso de contagio
Como se ha explicado, las mujeres embarazadas suelen presentar menos síntomas en comparación al resto de la población, a menos de que padezcan de alguna enfermedad crónica. No obstante, es importante que un equipo médico monitoree constantemente el estado de salud y esté atento a posibles complicaciones.
En casos leves, el tratamiento consistirá en reposo, restitución de líquidos y medicación para disminuir los síntomas más molestos como fiebre, dolor de cabeza y tos. Por su parte, los casos graves requieren atención prioritaria en las UCI por la mayor probabilidad de complicaciones respiratorias graves.
En caso de contagio, los protocolos de atención establecen que, a menos de que la madre o el bebé requiera asistencia mecánica, ambos deben permanecer juntos en aislamiento; y que la madre puede amamantar al bebé, siempre que lo haga con mascarilla e higienice sus manos y pecho antes de iniciar la lactancia.
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