Las grasas trans, se convierten en una amenaza latente para la salud del ser humano. Sobre todo, porque a pesar de que el cuerpo necesita la grasa de los alimentos para generar la energía necesaria que le permita rendir en el trabajo y en el deporte; favorecer la producción de ácidos esenciales que controlan la inflamación y la coagulación de la sangre y ayude a mantener la piel y el cabello saludable; la trans es la más dañina para el organismo.
Grandes riesgos para la salud
A pesar de que las grasas ayudan a absorber las vitaminas liposolubles como la A-D-E y K y mantienen el calor corporal en equilibrio al llenar los adipocitos. Cuando se le da un mal manejo al consumo de grasas trans, se aumenta potencialmente el riesgo a desarrollar problemas de obesidad, debido principalmente a que contiene muchas más calorías por gramo, que los carbohidratos.
Existen productos naturales como la leche y la carne de los vacunos, que contienen pequeñas cantidades de ácidos trans poco perjudiciales. Sin embargo, la ingesta de alimentos fritos, empacados y procesados, como las galletas, productos de panadería y precocidos, incrementa ostensiblemente la posibilidad de padecer cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y diabetes, porque eleven el colesterol malo y disminuyen el bueno, desequilibrando las funciones normales del cuerpo.
La Organización Mundial de la Salud, OMS y la Organización Panamericana de la Salud, OPS, exponen la necesidad de eliminar del mercado los ácidos grasos trans producidos industrialmente. Ya que, cada año aumenta el número de muertes prematuras asociadas a problemas cardiacos, desordenes metabólicos y obesidad. Por tanto, han buscado desarrollar políticas públicas para controlar la manufactura de aceites hidrogenados que causan tanto daño a la salud. (OMS, s.f.)
En México, se ha establecido un plan de acción que elimine la producción industrial de los aceites, además de limitar el porcentaje existente en los alimentos. Así mismo se han adoptado medidas legislativas, que han llevado a modificar la norma del manejo de los empaques de los productos comerciales, ya que, oficialmente deben llevar las especificaciones sobre calorías, grasas, edulcorantes, azucares y sodio, para darle claridad a los consumidores. (OPS, 2020)
Además, se han buscado mecanismos que sensibilicen la población. De tal manera que, desde el núcleo familiar y el colegio se eduque, sobre la necesidad de aplicar un patrón dietario donde las frutas, verduras, productos bajos en grasas y carnes magras, estén presente. Conjuntamente, de implementar el uso de aceites de oliva, canola o girasol y limitar la ingesta de productos procesados como donas y pasteles, que además de tener conservantes, incluyen grasas trans.
Las grasas trans existentes en los productos industrializados afectan la salud del ser humano, debido a que, paulatinamente pueden llegar a taponar las venas y los vasos sanguíneos, disminuyendo el flujo de sangre que va al corazón, provocando deficiencia en este importante órgano. Al mismo tiempo, las frituras y la bollería, aumentan el peso corporal acrecentando el riego de padecer problemas en diferentes órganos del cuerpo. Por tanto, minimizar el consumo de este tipo de alimentos y llevar hábitos sanos, se convierten en estrategias para cuidar la salud.