La salud digital está definida, en estos momentos, por la movilidad. Hoy en día puedes buscar todo tipo de información y acceder a servicios de forma ubicua, gracias a tecnologías móviles que están conectadas a Internet casi de forma permanente. Hoy en día, los smartphones se han convertido en una herramienta de uso habitual e imprescindible y es que han cambiado la forma en la que nos comunicamos, informamos, divertimos y, por supuesto, también cuidamos de nuestra salud.
Las apps son programas informáticos diseñados para ofrecer servicios en todo tipo de dispositivos móviles. Y estas apps lo que permiten es el hecho de realizar determinadas funciones rápidamente y acceder a información optimizada para la lectura en pantallas de distintas dimensiones.
Existen más de 165 mil apps de salud
Así que cada vez debido al mayor uso de teléfonos móviles, el número de apps ha tenido, en los últimos años, un crecimiento muy importante y son miles de ellas las que inundan los mercados de aplicaciones. Por ejemplo, según datos del IMS Health Institute (una de las mayores instituciones de evaluación tecnológica de salud), el número de aplicaciones móviles dedicadas a la salud supera, en estos momentos, los 165 mil.
Los tipos y utilidades de las apps de salud son muy variadas y la gran mayoría están dedicadas a las áreas de bienestar, dieta y ejercicio y cerca del 22% a enfermedades y manejo del tratamiento, lo que pone de manifiesto al creciente interés por el uso de apps móviles para la gestión de enfermedades crónicas.
Básicamente, el uso de las apps móviles de salud por parte de los profesionales sanitarios son los siguientes:
- Herramientas de ayuda: bases de datos de fármacos, guías de práctica clínica, calculadoras médicas, visores de imagen, sistemas de apoyo a la decisión, etc.
- Acceso a información: manuales profesionales, literatura científica, plataformas e-learning y aplicaciones de simulación clínica.
- Aplicaciones asociadas a periféricos y convertidas en dispositivos médicos para la determinación de variables biológicas y pruebas complementarias.
- Comunicación: redes sociales, mensajería instantánea, correo electrónico, chat y videoconferencia, resolución de casos clínicos, etc.