El dolor pélvico, constante o intermitente, es una condición incapacitante que afecta a la mujer con mayor prevalencia que a los hombres. Disminuyendo en muchos casos la capacidad de llevar a cabo diferentes actividades cotidianas como trabajar, estudiar, realizar ejercicio físico, socializar o tener relaciones sexuales. Sin embargo, esta patología puede ser una causa de otra enfermedad, que en cualquiera de los casos amerita una consulta ginecológica.
El dolor pélvico crónico disminuye la calidad de vida
Los problemas de los órganos de la región pélvica como el útero o los ovarios, pueden llevar a que los periodos menstruales, las relaciones sexuales y en muchos casos la micción, sean altamente dolorosas, debido a una inflamación momentánea. Pero cuando las molestias se repiten por largos periodos de tiempo, dan indicios de estar ligadas a otras enfermedades.
El sangrado y tejido cicatrizar, que se genera por la endometriosis y los fibromas, son causas frecuentes de dolor pélvico crónico. Debido en gran medida a que el útero cambia la morfología, añadiendo peso por las fibras que lo envuelven y por la sangre acumulada que no puede salir al exterior, convirtiéndose en miomas.
Las afecciones en los huesos, el sistema muscular, los tejidos conjuntivos y las articulaciones del tren inferior del cuerpo, al igual que la fibromialgia y las infecciones de trasmisión sexual, pueden causar una tensión del suelo pélvico que a corto plazo produce un dolor habitual en esta zona del cuerpo.
La aparición de quistes a causa de restos ováricos, después de una histerectomía, al igual que las venas varicosas dilatadas, que se encuentran en la región uterina, han sido catalogadas por algunos profesionales de la salud como causas asociativas al dolor pélvico agudo, que incapacita frecuentemente a la mujer
La inflamación intestinal, el estreñimiento o la diarrea, que acompañan el síndrome del intestino irritable Al igual, que la cistitis, producen una presión en la zona baja del abdomen. Lo que se puede asociar con incomodidad y malestar pélvico, que puede llegar a mejorar con la evacuación intestinal y la micción.
El sufrimiento emocional como la depresión, el estrés y la irritabilidad a causa de relaciones sexuales dolorosas o abuso; ya sea físico, sexual o psicológico; puede llegar a tipificar un dolor pélvico crónico, sin relación directa con ningún órgano. Sino derivado principalmente de una sintomatología mental.
El sobrepeso, especialmente en la zona abdominal, puede llegar a producir espasmos musculo esqueléticos, que favorecen el dolor en la zona del vientre bajo. Sobre todo, en los ´periodos menstruales. Además, el consumo indiscriminado de alimentos, altera los procesos digestivos y sobrecarga los órganos, llevando a desarrollar contracturas en esta zona del cuerpo.
El dolor pélvico, afecta fuertemente a la mujer. Por tanto, la terapia física, la medicación con analgésicos, la cirugía, aplicar tratamiento psicológico o buscar terapias alternativas como la acupuntura, pueden ser paliativos de gran relevancia para este trastorno. Logrando que la mujer consiga dejar atrás las limitaciones y logre seguir adelante con los proyectos familiares, laborales, sociales y educativos sin tener que lidiar con ningún malestar.