La radioterapia, utiliza radiaciones ionizantes a alta frecuencia para combatir las células malignas que se encuentran en algún órgano del cuerpo. Tanto es así, que es posible realizar un procedimiento externo, donde las radiaciones son dirigidas por medio de una maquina llamada acelerador lineal, que emite un haz de fotones solo al sector del cuerpo que lo necesita. Así mismo, existe un procedimiento interno llamado braquiterapia, donde la fuente de radiación se hace llegar hasta la zona viciada, por medio de implantes o a través de sondas. (NIH, s.f.)
Tecnología que busca salvar vidas
La terapia de radiación es usada principalmente para frenar y erradicar diferentes tipos de cáncer. Su uso puede convertirse en la única alternativa para aliviar la sintomatología. Sin embargo, los oncólogos serán los encargados de determinar cuáles otras técnicas y fármacos están incluidos en el tratamiento, para curar, impedir que regrese, detener o hacer más lento el crecimiento del tumor o las células cancerígenas. (Cenetec, s.f.)
La radioterapia externa o interna, se convierte en una herramienta para batallar contra enfermedades malignas que comprometen la vida del individuo, ya que, al no controlarse la zona dañada se propaga por todo el organismo, causando metástasis, debilitando las funciones primarias y causando la muerte.
La branquiterapia o radioterapia interna, se utiliza para tratar diversos tipos de cáncer, pero principalmente, los relacionados con los órganos reproductores como los senos, el cuello uterino y la próstata. Sin embargo, también se emplea para eliminar células dañinas de otras zonas, como la cabeza, el cuello y los ojos.
La radioterapia sistémica, adopta fármacos radiactivos líquidos, como el yodo, que al ser utilizados en forma oral o por vía venosa, recorre el cuerpo en busca de células cancerígenas que se encuentran acumuladas especialmente en la tiroides, los huesos y la próstata, facilitando la precisión de la dosis de radiación, donde se requiere.
La radiación estereostática, se usa principalmente para detener y tratar tumores y trastornos ubicados en el encéfalo. Por medio de un dispositivo especial que divide en pequeñas dosis, la dosis total, aumentando los días de frecuencia del tratamiento. Buscando acertar en la exactitud en que se dirige el haz de luz, para no dañar zonas aledañas.
La radioterapia es una herramienta médica, planteada para curar las células cancerígenas que deterioran los órganos del cuerpo humano. Buscando en todo caso, que los tejidos circundantes se vean poco afectados y no se contaminen, Ya que de lo contrario se provocan dolores fuertes, incapacidades, disminución en la calidad de vida y en muchos casos la muerte.
La terapia con radiación a alta frecuencia, tiene como finalidad curar o erradicar el tumor, para que este no siga avanzado. Sin embargo, este tratamiento presenta daños colaterales, ya que los tejidos y células sanas se ven también afectadas, pero su recuperación es evidente. Por tanto, vale la pena intentarlo. De igual manera la terapia de radiación con frecuencias más bajas, se usa como tratamiento paliativo para calmar el dolor y los síntomas asociativos, después de una cirugía o cuando ya no es posible combatir la enfermedad.