Los cigarrillos electrónicos, son un invento de este siglo que se convierte en una alternativa para sustituir el tabaco. Permitiendo; que las inhalaciones de vapor generen una sensación de placer al contraer la garganta, disminuyendo la irritabilidad, generando tranquilidad y euforia pasajera, de la misma manera que un cigarrillo tradicional. Pero; creando un sinnúmero de problemas que pueden dañar la salud a corto y largo plazo.
Estos dispositivos son relativamente nuevos para Latinoamérica y son objeto de amplios debates de salud pública. Tanto así; que en México está prohibida la comercialización desde el año 2008. Pero, el 2020 ha sido más severo; restringiendo expresamente la exportación, con la consigna de convertirse en una medida que protege la salud de la población, especialmente de los jóvenes; que lo usan como un artefacto recreativo. (SEGOB, 2020).
Vapear no es tan inofensivo como lo pintan
Los cigarrillos o vaporizadores electrónicos; han tenido un gran despliegue de mercadeo en los últimos años por parte de las mismas tabacaleras, ofreciendo un dispositivo que tiene el mismo aspecto de un cigarrillo tradicional; al igual que el mismo sabor y una sensación placentera. Llegando directamente a los jóvenes escolares, que se ven tentados a probar para estar a la moda y conseguir lo prohibido; ya que no tienen aún edad para fumar.
La Asociación Americana del Corazón (AHA); publico un estudio hecho por la Universidad de Boston; donde concluye que el uso de los dispositivos electrónicos no disminuye las consecuencias anexas al uso del cigarrillo. Sino que; por lo contrario, puede llegar a aumentar los riesgos pulmonares y cardiacos. Al mismo tiempo de acrecentar la tendencia a la adicción de la nicotina y otras sustancias. (JAHA, 2020)
Los vapores aspirados en los cigarrillos electrónicos (que pueden estar compuestos por esencias, o saborizantes. pero en muchos casos por nicotina y marihuana); deterioran la función endotelial vascular. Haciendo que se desarrollen problemas cardiacos graves que incapacitan. Al tiempo; que reducen potencialmente la calidad de vida de la sociedad; ya que son los menores los que buscan esta alternativa.
Los cigarrillos electrónicos se muestran al público; como parte de la terapia de remplazo para dejar de fumar. Pero, estos instrumentos con base en nicotina aumentan la adrenalina en el corazón; llevando a alterar el ritmo cardiaco y agrandar la predisposición a adquirir enfermedades por el debilitamiento continuo de este órgano y la disminución del flujo sanguíneo.
El uso de la tecnología; las redes sociales y el comercio electrónico, ha permitido que los individuos se vean abocados a información, publicidad y posibilidades de compra de estos elementos. Sin embargo, en Gobierno nacional y las instituciones de salud, se han comprometido con la educación desde los hogares y los establecimientos educativos, con campañas que desalienten a la población a usarlos.
Además, las serias políticas de prohibición de la comercialización y la exportación, acompañadas de programas de salud, van calando en la sociedad en una forma positiva. De tal manera, que los estándares de calidad de vida alcancen niveles de bienestar y progreso para el país.