Con el transcurrir de los años, la depresión ha incrementado su ocurrencia en la población mundial. En la actualidad es considerado el trastorno mental más frecuente y se estima que afecta a 270 millones de personas, aproximadamente, en el mundo.[1] Y se constituye como la principal causa de discapacidad al mismo tiempo que contribuye a la carga general de morbilidad en el planeta.
Con respecto a la depresión, la Organización Mundial de la Salud OMS alerta que un caso no atendido de depresión, puede derivar en suicidio.[2] Aunque existen varios tratamientos para atender esta condición, por lo menos la mitad de los afectados nunca reciben atención.
Ni siquiera el personal médico está exento de esta condición. De hecho, su incidencia dentro del sector de la salud, en nuestro país se ha visto incrementada de forma preocupante en los últimos tiempos, a raíz de la pandemia causada por el COVID 19.
La respuesta psicológica ante la epidemia, por parte del personal de salud, es complicada. Los sentimientos de pérdida de control, vulnerabilidad, la salud de su familia y la de ellos mismos, la propagación del virus, las extensas jornadas laborales, el aislamiento, son fuentes de angustia que minan a cualquier persona por preparada que esté, y debido a la facilidad con que se transmite, la alta morbilidad y la evolución latente de fatalidad que intensifican la percepción de peligro, contribuyen al aumento de las preocupaciones y presiones que dañan y afectan al trabajador de la salud.
Además, dentro del mismo ámbito laboral, existen otros factores que generan depresión: economía, trabajo, familia, relaciones amorosas y salud. Y es importante agregar que una no excluye a las otras, algunos profesionales presentan dos y más, siendo las más comunes economía y trabajo.
Llama la atención que las circunstancias externas tienen mayor incidencia en la depresión del personal de la salud, mientras que las de índole personal impactan en menor escala.
Para los médicos, aunque es importante su salud, es el factor de menor relevancia. Lo que representa un error muy común porque su integridad debe ser igual o más importante, que el cuidado y la atención a los demás.
Algunos de los factores que influyen en la depresión del personal de salud pueden ser fácilmente corregibles en el sistema de salud, para mejorar sus condiciones: