Como médico estás acostumbrado a una rutina de trabajo, pero en cuanto abres tu propio consultorio, clínica u hospital las cosas cambian y pueden llevarte a consumir más tiempo del necesario, con la consecuente pérdida de productividad.
Si al terminar tu jornada tienes muchos asuntos pendientes y no aciertas a distinguir en qué se te fue el tiempo, esta información es para ti:
1. Nuevas rutinas indeterminadas
Cuando eras empleado tenías una rutina que seguir, pero ahora que debes dirigir a un equipo de trabajo es natural que las actividades y obligaciones cambien y, sin darnos cuenta, se establezcan nuevas costumbres que, quizás, te hagan perder tiempo.
Por ejemplo, antes podías dirigir un simple “buenos días” a la recepcionista, pero ahora tienes que dedicarle un poco más de tiempo a la relación profesional debido a que ya es tu empleada y tiene asuntos que tratar contigo, por tanto, te conviene distinguir qué pequeños cambios se han convertido en “nuevas rutinas” para economizar el tiempo que dedicas a ellas.
2. Atender prioridades equivocadas
La mayor parte del tiempo el médico se ocupa de atender a pacientes, lo que es indispensable, pero también debe haber cabida para las labores administrativas, contables, promocionales, entre otras. Por tanto, aunque te suene obvio, fuera de la consulta médica debes priorizarla tus pendientes, ya que, de lo contrario, se te escapará el tiempo y evitarás que tu empresa de servicios sanitarios siga creciendo.
3. Renuencia a aceptar cambios
Antes de ser tu propio jefe desarrollaste actividades y rutinas con las que te sentías en “paz”, así que este cambio puede ser difícil pero, ¡recuerda!, es algo que estuviste esperando y trabajando durante mucho tiempo, por tanto, no debes temer a los cambios; acéptalos, aprende y adáptate, esto te permitirá ahorrar tiempo y energía que bien puedes dedicar a asuntos prioritarios.