Un estudio efectuado por el Dr. Shawn Aaron, neumólogo del Ottawa Hospital Research Institute en Canadá, señala que hasta 30 por ciento de los casos de asma podrían haberse diagnosticado erróneamente.
El trabajo publicado en la revista de la Asociación Médica Canadiense en 2008 continuaría vigente, ya que Aaron se encuentra actualizando la investigación y asegura que, por ejemplo, los canadienses diagnosticados con esta afección respiratoria no suelen ser sometidos a pruebas que la confirmen.
Este resulta un fuerte llamado de atención para los profesionales de la salud, pues señala que ante quejas por falta de aliento, tos y/o sibilancias los médicos familiares tienden a diagnosticar asma, pese a que para hacerlo es necesario realizar una prueba de espirometría a fin de medir volumen pulmonar y flujo de la vía aérea; sin embargo, suelen omitirla porque resulta un tanto incómoda, si bien es segura, rápida y de costo accesible.
El problema con el diagnóstico erróneo de asma es que se prescribe el uso de inhaladores que no tratan la causa real de la falta de aliento y, por el contrario, ocasionan efectos secundarios que sólo se compensan cuando en verdad existe esta afección.
Entre los efectos secundarios pueden incluirse candidiasis oral y ronquera, asimismo, a largo plazo, cataratas, osteoporosis, glaucoma, y supresión del crecimiento en niños.
Un de las principales preocupaciones para Aaron es saber por qué sus colegas no se están tomando el tiempo necesario para solicitar prueba de espirometría y realizar diagnóstico adecuado.
Se estima que actualmente en Canadá cerca de 2.5 millones de personas han sido diagnosticadas con asma, mientras que, en su conjunto, en América del Norte la cifra ha sumado los 35.5 millones desde 2004.