Fue durante la pasada Asamblea Mundial de la Salud, realizada de manera virtual, que el titular de la Secretaría de Salud (SSa), Jorge Alcocer, hizo una importante declaración. En el caso específico de México, comentó que la pandemia por Covid-19 había desenmascarado otras que han estado presentes desde antes. Dentro de las que mencionó están la obesidad, diabetes y la hipertensión. A su vez, las tres representan las principales comorbilidades de este nuevo virus al estar presentes en más del 70 por ciento de las víctimas mortales.
Nuevos parámetros de lectura
Ahora bien, en el caso de la hipertensión arterial, a lo largo de los últimos años ha existido una fuerte discusión entre la comunidad médica. Todo surgió en 2018 cuando el Colegio de Cardiología de Estados Unidos (ACC) publicó una nueva guía para la detección de la hipertensión arterial. La mayor novedad es que proponía modificar los parámetros de lectura. Con esto, una persona con una presión sistólica de 130 mmHg a 139 mmHg y de 80 mmHg a 89 mmHg debía ser considerada como hipertensa.
De inmediato especialistas de todo el mundo catalogaron la propuesta como un error al afirmar que produciría un “sobrediagnóstico de hipertensión” entre los pacientes. Como consecuencia, se incrementaría hasta en un 50 por ciento la carga de trabajo de los médicos de primer contacto.
Por otra parte, a la fecha la hipertensión arterial es catalogada como el principal factor de riesgo para sufrir alguna enfermedad cardiovascular. Mientras que a nivel mundial es la enfermedad crónica más prevalente al afectar a mil 130 millones de personas.
Modificaciones más recientes
Pero ahora, la mayor novedad es que la Sociedad Internacional de Hipertensión (ISH) acaba de publicar sus Guías de Práctica Clínica 2020. Las mayores novedades son las formas de clasificación que se proponen. Para comprender mejor los cambios te compartimos una infografía de Medscape que además incluye recomendaciones con respecto a la manera adecuada de medir la presión en los pacientes.