La época decembrina se caracteriza por muchas cosas y una de ellas es la abundancia de comida. Es una realidad que durante el fin de año existe un aumento de peso en una cantidad considerable de la población y eso pone en riesgo su salud. Por eso, al iniciar un nuevo ciclo es común que muchos de tus pacientes busquen disminuir todos los kilos ganados.
Mientras que actualmente existen muchas dietas que gozan de popularidad como la keto, la paleo, el ayuno intermitente y la detox, siempre se debe tener cuidado. Una alimentación inadecuada puede llegar a provocar más daños que beneficios y eso es algo que debes de cuidar con tus pacientes.
En ese sentido, las siguientes son algunas recomendaciones básicas que debes transmitir. Lo más importante es dejar en claro que para disminuir la masa corporal se deben controlar las porciones de alimentos y no dejar de comer.
No hay soluciones mágicas
No existe un alimento ni una dieta universal que lo resuelva todo. Tampoco se puede decir que cada organismo reaccione igual con los mismos alimentos. Con esto, siempre se debe acudir con un nutriólogo o un especialista para poder recibir un diagnóstico profesional.
No a los cambios radicales
A pesar de estar moda, en dietas como la keto o la paleo, en las que se eliminan prácticamente por completo grupos de alimentos, aún no ha sido posible demostrar beneficios para la salud ni descartar sus efectos secundarios a largo plazo. Por el contrario, la inclusión de una mayor variedad de alimentos —especialmente de origen vegetal— parece ser la clave para una mejor salud intestinal.
La fibra es buena
Desde semillas de chía hasta pan integral, todo lo que contenga fibra es bueno para tus pacientes y su microbiota intestinal. Quizá por eso, la dieta mediterránea es considerada como la más adecuada para preservar la salud intestinal porque se caracteriza por una mayor ingesta de cereales, frutas y verduras, por encima de alimentos de origen animal.
Consumo de probióticos
Otra opción para considerar para el cuidado de la salud intestinal es el uso de probióticos. Aunque como siempre, se necesita consultar de forma previa a un médico para que determine el más adecuado para cada caso.