Desde el año 2016, especialistas en cirugía plástica y reconstructiva de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional La Raza, utilizan una técnica microquirúrgica para colocar colgajos y reconstruir grandes defectos en la zona de la cabeza y el cuello.
Tal es el caso de Guillermo Martínez, de 36 años de edad, chofer de transporte público, quien realizaba una revisión mecánica de rutina y por accidente se golpeó la nariz, lo que le generó una tumoración en el maxilar, mismo que al ir creciendo le afectó la fosa nasal, parte del ojo y la mandíbula.
Hace dos años le realizaron resección completa del tumor con todo el arco dental, ya que se encontraba por debajo de la piel y en todo el hueso. Después se requirió la reconstrucción de un colgajo microquirúrgico de hueso, tomado del peroné, para que se pudiera rellenar el defecto de la cara, ponerle una placa y después el paciente decida colocarse implantes dentales.
Lo más avanzado en tecnología
Con el uso de tecnología de punta como un microscopio quirúrgico y una sutura casi invisible al ojo humano, imágenes a través del sistema Doppler portátil y cámaras infrarrojas para vigilar de manera estrecha la vida de los colgajos después de implantarlos, ha sido posible que se vean beneficiados un aproximado de 50 a 100 pacientes cada año.
El Dr. Alejandro Cruz Segura, cirujano plástico reconstructivo, refirió que los colgajos micro vasculares de piel, músculo y de hueso se han convertido en la primera opción de tratamiento en grandes defectos de la cara y cuello. Con la técnica microquirúrgica se contribuye a lograr con éxito la sobrevida de los mismos.
Comentó que los defectos de la cabeza y el cuello representan problemas reconstructivos desafiantes, dada su relación con estructuras anatómicas importantes implicadas en funciones como la visión, el habla, la masticación y la deglución.
En el 2016, el Servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional La Raza, realizó entre 70 y 80 procedimientos anuales con una tasa de supervivencia y de éxito del 95 por ciento.