Cualquier profesión implica diversos riesgos, pero en el caso de la Medicina, la presión puede llegar a ser extrema. Además se deben sumar factores como cuestiones personales, lo que en conjunto pueden llegar a propiciar acciones extremas. Un caso reciente se registró en Tamaulipas donde un enfermero optó por el suicidio.
De acuerdo con las investigaciones iniciadas, el ahora occioso se llamaba Rafael Alejandro y tenía 34 años de edad. El joven trabajaba en una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Matamoros.
La parte triste de la historia es que el enfermero decidió suicidarse al ahorcarse dentro del baño de su hogar. El cuerpo fue encontrado por su esposa, quien de inmediato pidió ayuda y dio aviso a las autoridades.
El caso ha cubierto de tristeza a todo el gremio de la salud y ya se encuentra bajo revisión por la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas. Con base en los primeros testimonios, tanto de la esposa como de compañeros de trabajo, no se contaba con indicios o sospechas de tristeza o depresión.
Medicina, una profesión de alto riesgo
A su vez, lo ocurrido hace recordar un estadística demasiado lamentable. La Medicina es la profesión con la tasa de suicidios más elevada a nivel mundial. En la actualidad se estima que se presentan entre 28 y 40 por cada 100 mil habitantes. Lo anterior representa el doble de la población en general.
Respecto a lo que propicia esta determinación entre los galenos, se estima que influyen varios factores. En primer lugar, la presión a la que son sometidos desde la época estudiantil, lo que suele desembocar en el desarrollo del Síndrome de Burnout. Pero además también afecta el contacto constante con personas enfermas o en estado terminal. La sumatoria de todo lo anterior provoca que muchos médicos decidan cometer suicidio.