La sociedad y las familias mexicanas necesitan de la guía e intervención profesional de psicólogos para enfrentar los retos en problemas de salud mental que mundialmente han aumentado en las últimas décadas. Su principal causa son los cambios en el estilo de vida y las condiciones con las que actualmente nos relacionamos, aseguró la especialista Wendy Lara Olguín, adscrita al Hospital General “Dr. Darío Fernández Fierro” del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
Alertó a la población sobre “el riesgo de recurrir a pseudoterapias y prácticas no reguladas, como algunas técnicas de coaching, constelaciones familiares u otras de orden místico, donde personas que no pueden avalar su formación, realizan prácticas iatrogénicas con los pacientes y les ofrecen falsas expectativas de soluciones mágicas y rápidas a padecimientos psicológicos, poniendo en peligro su salud”.
Atención profesional
En este sentido, el Director General del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez Pineda, destacó la labor de los psicólogos del Instituto porque se rigen por un código de ética que permite realizar abordajes clínicos de diversos padecimientos y proporcionar a los pacientes una variedad de herramientas y técnicas para mejorar sus problemas de salud en el campo mental.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportan que en México 32.5 por ciento de la población sufre algún grado de depresión y 8 por ciento de las muertes violentas son a causa de suicidios. A sus vez, las patologías mentales más frecuentes son depresión y trastornos relacionados con el alcoholismo, consumo de drogas y ansiedad.
La psicóloga Wendy Lara Olguín refirió que factores como vivir en ambientes altamente estresantes y el desarrollo de nuevas modalidades de comunicación como el internet o los celulares han afectado las formas de establecer relaciones interpersonales y la interacción social.
Los cambios señalados también se reflejan en un repunte de enfermedades físicas de origen psicosomático y ahora la población está más propensa a desarrollar enfermedades gastrointestinales, como colitis, gastritis o síndrome de colon irritable. Otra consecuencia de los estilos de vida en la salud mental es el alza de patologías de alto impacto social como las adicciones y los trastornos externalizados.