Al trabajar en un consultorio es claro que en todo momento tienes un contacto directo con los pacientes. Se trata de una actividad complicada porque cada persona es única y diferente. Aunque puedan tener la misma enfermedad, la forma de ser y el comportamiento varía entre cada uno. Por eso no es suficiente con tener los conocimientos médicos sino que se requiere proyectar empatía.
Como respuesta por tu trabajo, lo común es que los pacientes te agradezcan. Pero debes de tener cuidado porque existen distintos tipos de elogios. Algunos son muestras sinceras por tu trabajo, pero otros pueden resultar contraproducentes. Más que beneficiarte se pueden convertir en alimento para el ego.
Lo bueno y lo malo de los elogios
En primera instancia, siempre debes de aceptar los elogios de tus pacientes. Debes de dejar en claro que es una acción que no te disgusta y te sirve de estímulo por tu trabajo diario. También es importante que el paciente reciba una retroalimentación por cada comentario que te haga. Frases como: “Muchas gracias por sus comentarios” o “Le agradezco sus palabras” son ideales.
En definitiva, el ignorar los comentarios positivos es algo que jamás debes hacer. Si eso llega a ocurrir, el paciente sentirá que no le prestaste atención a sus palabras. Si hasta ese punto brindaste una buena atención, la opinión del paciente puede cambiar por completo. Al final, el principal afectado serás tú.
Pero recuerda nunca perder la humildad porque es cuando los elogios pueden ser peligrosos. Cuando tu ego crece demasiado, los elogios se convierten en una aspecto en tu contra. Si llegas a pensar que has alcanzado el punto máximo en tu carrera, estarás en un error. Toma en cuenta que siempre se puede aprender y crecer. Nunca hay un punto máximo en tu carrera.
Ahora lo importante es conocer tu opinión. ¿Tú como sueles reaccionar ante los elogios que te hacen tus pacientes?