Dentro del campo de la salud existen casos de todo tipo, por lo que cada día se viven situaciones diferentes. No importa toda la experiencia con la que se cuente porque siempre se está expuesto a enfrentarse a lo desconocido. Es por eso que siempre se debe poner atención a cada paciente para ofrecer la mejor atención posible.
Fue justamente eso lo que ocurrió en Colombia. La joven Mónica estaba embarazada y durante los primeros seis meses no presentó problemas. De manera puntual asistió con los médicos para las revisiones de rutina. El inconveniente surgió durante el séptimo mes de gestación porque los especialistas identificaron una inconsistencia.
Durante la ecografía se observó que tenía dos cordones umbilicales. Uno correspondía a su bebé, pero el otro conectaba al feto con un cuerpo que se había formado en su propio interior. El caso adquirió relevancia a nivel nacional por lo extraño del suceso.
De acuerdo con los especialistas todo fue generado por una alteración en el desarrollo embrionario llamada fetus in fetu. Las estadísticas señalan que se presenta un caso por cada millón de nacimientos.
Pero lo más importante es que es la primera ocasión en la historia que se detecta esta alteración antes del nacimiento. Fue por eso que los especialistas colombianos pudieron idear una estrategia.
Por recomendación de los cirujanos, el embarazo fue llevado de forma normal hasta la semana 37. Entonces se atendió el alumbramiento y 24 horas después del nacimiento de la pequeña Itzamara que se le realizó una atípica “cesárea” para extraerle el feto de su hermano gemelo.
Hasta el momento tanto la madre como la bebé se reportan estables. A decir de los especialistas, el identificar la alteración a tiempo fue fundamental para obtener un caso exitoso.