En poco más de 100 días de gobierno, Andrés Manuel López Obrador ha mostrado que la salud es una de sus prioridades. En primera instancia afirma que unificaría a los institutos de salud pública. Poco después inclusive declaró que “México tendría un sistema de salud al estilo nórdico”. Aunque el plan luce bastante prometedor, existen algunos inconvenientes.
La máxima aspiración del mandatario es que existan medicamentos y atenciones gratuitas para toda la población. Sin importar si se está afiliado a alguna institución pública o no, el gobierno ofrecerá el servicio. Es claro que se trata de un buen programa y se debe aspirar a conseguir pero la visión está enfocada sólo en los pacientes.
Visión incompleta
Al respecto, las cifras señalan la falta de médicos y enfermeras en el país. Formar a tantos médicos en tan poco tiempo luce como una tarea imposible de alcanzar. Otro factor es el desabasto de medicamentos que existe en la actualidad. Si eso ocurre ahora, al abrir la salud a toda la población en general, el reto sería todavía mayor.
Y lo más importante es en relación a las condiciones de los profesionales de la salud. Cuando se menciona de un “sistema de salud al estilo nórdico” sólo se piensa en los pacientes. La realidad es que no sólo se trata de beneficiar a la población sino a quienes son los encargados de ofrecer el servicio. Esto incluye las condiciones generales de trabajo.
Cuando se comparan los sueldos que reciben los mexicanos con los médicos de países nórdicos la diferencia es abismal. Con todas estas adversidades, alcanzar el nuevo sistema de salud luce como una tarea complicada de realizar.