Si observas a los pacientes que atiendes a diario en tu consultorio, es visible el problema de la obesidad. De forma alarmante, durante las últimas décadas se han alcanzado niveles históricos. En México, 7 de cada 10 adultos presentan algún grado de obesidad o sobrepeso. A su vez, el problema está presente en 4 de cada 10 adolescentes y uno de cada 3 niños.
En primera instancia, lo que se debe considerar es el daño a la calidad de vida de los pacientes. Y en segundo término está el relacionado con las finanzas del país. El ofrecer tratamientos y alternativas a la población con obesidad le cuesta y mucho al gobierno. A decir de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad provoca pérdidas por 7 mil 800 millones de dólares cada año a México.
La cifra es demasiado elevada y para entender de mejor forma el impacto se pueden hacer comparativos. Equivale prácticamente al doble de lo que pierde nuestro país anualmente por el robo de combustible (huachicoleo).
Otro aspecto a considerar es que el número de mexicanos con obesidad cada vez es más grande. Esto indica que cada vez se requerirá una inversión mayor. A decir de las autoridades nacionales, dentro de una década la obesidad podría colapsar al sistema de salud.
Ante este panorama, adquiere importancia no el combate sino la prevención. La única forma de evitar el problema de la obesidad es evitar su aparición. Desde la etapa infantil se deben fomentar hábitos que permitan un crecimiento sin exceso de masa corporal. De lo contrario, resultaría impagable para el gobierno atender a los afectados.