Para muchas personas, tener mascotas es parte importante de sus vidas. En parte, proporcionan bienestar mental y emocional. Pero también hay pruebas de sus efectos benéficos a la salud. Se ha probado que reducen la incidencia de alergias en las primeras etapas de la vida. E incluso algunas especies pueden detectar enfermedades. Los gatos serían una historia distinta.
Un estudio y un caso clínico recientemente sacaron a la luz los posibles peligros de tener gatos. En especial, que bacterias contraídas por estos animales provocan afectaciones mentales y físicas en sus dueños. Por supuesto, estos peligros no deberían ser determinantes en la decisión sobre si tener o no una mascota de esta especie. Pero sí un factor a tomar en cuenta.
Gatos, parásitos y esquizofrenia
Un nuevo estudio publicado en Brain, Behavior and Immunity advierte de los riesgos del parásito Toxoplasma gondii. Los investigadores, liderados por el Hospital Universitario de Copenhague, apuntan que el patógeno se transmite comúnmente por los gatos y sus heces. El microorganismo puede penetrar al cerebro de los humanos y provocar alteraciones del comportamiento.
En específico, el T. gondii parece aumentar en hasta 50 por ciento el riesgo de esquizofrenia. Sin embargo, la incidencia de casos graves parece ser muy baja. Se estima que alrededor de 2 mil millones de pacientes en el mundo contrajeron el parásito, de gatos u otros vectores, sin desarrollar síntomas. Los casos más graves suelen ser en niños menores y mujeres embarazadas.
Caso clínico: Desarrolla disfunción eréctil por arañazo de gatos
Otro documento, en BMJ Case Reports, describe un segundo peligro potencial de estos animales. Aparentemente un hombre desarrolló una infección por la bacteria Bartonella henselae. Ésta se encuentra frecuentemente en la boca y garras de los gatos. Entre los síntomas que presentó el individuo, se incluían fiebre, pústulas, dolor testicular y disfunción eréctil.
La infección fue contraída por el arañazo de uno de los gatos del paciente. Los doctores a cargo del caso señalaron que la infección cedió tras un tratamiento de 3 semanas con antibióticos. A pesar que la disfunción eréctil persistió hasta las etapas finales del tratamiento, afirmaron que se trata de un suceso inusual.