Actualmente, múltiples farmacéuticas se encuentran bajo asedio legal. Presuntamente, muchas compañías conocían los riesgos de usar algunos de sus productos. A pesar de este conocimiento, continuaron sus esfuerzos comerciales. Si bien hay varios fármacos involucrados, generalmente los opiáceos son los protagonistas de estas disputas , al menos en Estados Unidos.
Recientemente, abogados presentaron varios documentos acusatorios contra Purdue Pharma. En ellos, se muestra que sus fundadores iniciaron una agresiva campaña para vender OxyContin. Esto, a pesar que se conocían los riesgos del opiáceo para provocar adicción o la muerte. Se menciona particularmente a Richard Sackler, entonces vicepresidente senior de ventas. El empresario afirmó que crearían “una tormenta de prescripciones para enterrar a la competencia”.
Los abogados afirmaron que toda la familia Sackler sabía de los riesgos del OxyContin. Pero en un memo familiar, el vicepresidente presuntamente pidió distraer la atención. De acuerdo con los documentos, presuntamente instruyó que Purdue Pharma necesitaba enfocarse en los adictos. En específico, debería señalárseles como los culpables de la crisis de opiáceos.
Joanne Peterson compartió con AP su reacción antes estas revelaciones. La mujer es lidera un grupo de apoyo en Massachusetts para familiares de adictos a opiáceos. Afirma que los comentarios de Sackler, a pesar de conocer los riesgos, son ofensivos. Señaló que las palabras del cofundador de Purdue Pharma muestran un “claro y descarado desprecio por la vida humana”.
Purdue Pharma contextualiza riesgos de OxyContin
Tras revelarse el contenido de estos documentos, Purdue Pharma salió a la defensa. Apuntó que los abogados han seleccionado estratégicamente entre millones de correos. Todo, con el objetivo de crear “perfiles parciales y poco precisos” de la compañía y sus fundadores. Apuntó que los riesgos del OxyContin no son graves, pues su uso es permitido por las autoridades sanitarias.
Es un impulso para vilificar a un solo productor. Uno cuyos fármacos representan menos del 2 por ciento de las prescripciones de opiáceos. Es lamentable que adopten esa actitud en lugar de esforzarse por resolver una compleja crisis de salud pública. Estas acusaciones distorsionan los hechos. Cínicamente, pretenden comparar las prescripciones médicas de opiáceos con los riesgos asociados al consumo ilegal de heroína y fentanilo.