“Los hombres son mortales, pero las ideas nunca mueren”. Esta frase se atribuye a múltiples autores, pero el concepto central puede aplicarse también a un negocio médico. Como simple proveedor de servicios o productos, un consultorio no tiene un futuro prometedor. Pero si alcanza el estatus de marca, ya se encuentra en el camino al éxito. Hay 3 razones que justifican este razonamiento:
1El valor de una marca es la emoción
Si tu negocio médico se limita a ser un proveedor, solamente puede atraer pacientes con buenos precios. Esto es porque hay cientos, miles de opciones en el mercado con calidades similares. Pero un gran consultorio prefiere vender una experiencia fuertemente ligada a su marca.
Un ejemplo muy caro de este fenómeno es Starbucks. Este negocio no vende café, sino una marca ligada a emociones y beneficios subjetivos. El precio de sus productos no son los más competitivos. Sin embargo, provee una experiencia consistente y agradable a todos sus clientes.
2Las marcas son visibles
Pocos ejemplos son tan claros en México como el de los pañuelos desechables. Hay múltiples opciones en el mercado, de diferentes precios. Pero la experiencia y marca de Kleenex en el mercado es tan grande, que su nombre se ha vuelto sinónimo de un producto genérico.
Algo similar pasa con los negocios médicos. Tu emprendimiento pasará como un consultorio más si no invierte en su marca. Si es un servicio más en un mar de opciones, es poco probable que triunfe a largo plazo. El estatus, la visibilidad, el tamaño y el éxito están íntimamente relacionadas.
3Las marcas saben la prioridad del negocio
El ejemplo de Amazon es muy importante en este punto. Durante la gran parte de su historia, la compañía tuvo casi nulas ganancias. Casi todos sus ingresos se destinaban a reinversión, en parte en estrategias de marketing de marca. A corto plazo, esta estrategia era poco lucrativa.
Sin embargo, en el largo plazo, le permitió convertirse en uno de los mejores negocios del mundo. Este mismo acercamiento puede servir para tu consultorio. Establece una prioridad en los objetivos de tu emprendimiento. Piensa qué prefieres, si tener rendimientos razonables en el presente, o invertir en tu marca para obtener, en el futuro, ganancias significativas.