Solo unas semanas atrás, el actual brote de ébola en el Congo rompió un aterrador récord. Entonces, las autoridades locales aseguraron que se trataba del peor de le historia nacional. Desafortunadamente, la situación continúa fuera de control. Los intentos de control han sido tan ineficaces, que ya se convirtió en el segundo más mortal y extenso en todo el mundo.
Así lo confirmó el Ministerio de Salud de la República Democrática del Congo. De acuerdo con Reuters, se tienen ya 426 casos posibles y confirmados. Igualmente, desde su comienzo en agosto pasado, 245 personas perdieron la vida. Este brote de ébola es el décimo que el país sufre desde 1976 y comenzó solo una semana después de declararse el fin del noveno.
Un brote de ébola que palidece frente al récord mundial
Incluso como el segundo más peligroso, el brote de ébola en el Congo es pequeño comparado al que sostiene el primer lugar. Este ‘honor’ es del de África Occidental de 2013-206. Entonces, se registraron más de 28 mil casos confirmados de infección. Asimismo, más de 11 mil personas perdieron la vida. Su magnitud fue tan grande, que se extendió a Estados Unidos y Europa.
Las provincias de Ituri y Kivu del Norte son las más afectadas por el brote de ébola. Además, una cruenta guerra civil afecta a la población de la región. Tanto instancias internacionales como locales señalaron que esta violencia dificulta la respuesta médica. El Comité de Rescate Internacional afirmó que el récord es muestra que el final de la epidemia no está cerca.
De acuerdo con AP, expertos médicos han solicitado a Estados Unidos apoyar en la crisis de ébola. Señalan que los especialistas norteamericanos, de los más experimentados a escala global, pueden hacer la diferencia en el combate a este brote. Sin embargo, las autoridades de salud retiraron a los profesionales del sitio. Ante ello, citaron preocupaciones de seguridad.
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades estadounidense (CDC) tiene todavía especialistas en el Congo. Sin embargo, el número es incierto y la gran mayoría trabaja desde Kinshasa, la capital del país. La ciudad se encuentra aproximadamente a mil 600 kilómetros de distancia del brote de ébola. Especialistas de otras organizaciones aseguran que lo peor de la epidemia todavía no llega. Apuntan que, para evitarlo, necesitan a todos en el lugar de la crisis.