Para finales del año, casi 10 millones de personas habrán muerto a causa de todos los tipos de cáncer. Aunque vivos, otros 18 millones de individuos estarán diagnosticados con la enfermedad, cifra que la Organización Mundial de la Salud (OMS) espera se incremente a 23 millones para 2030. A pesar de este pronóstico, un virus podría todavía revertir el panorama a largo plazo.
Mediante la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, un estudio liderado por la Universidad de Graduados del Instituto Okinawa de Ciencia y Tecnología (OIST, por sus siglas en inglés) anunció haber encontrado un microorganismo efectivo para su uso en viroterapia. Gracias a sus propiedades, el virus podría ser utilizado para combatir el cáncer sin afectar tejidos sanos.
El virus de Seneca Valley (SVV, por sus siglas en inglés) se liga a un receptor muy específico de las células tumorales, de acuerdo con Matthias Wolf, investigador principal de la Unidad de Microscopía Molecular de Crio-Electrón del OIST y parte del estudio. Este receptor está presente en el tejido afectado en hasta el 60 por ciento de los casos de cáncer, mientras que las células sanas presentan una estructura similar pero a la que el patógeno no puede vincularse.
Las diferencias entre estos dos receptores son muy sutiles, pero estas pequeñas disimilitudes permite al virus ligarse al cáncer con gran facilidad mientras que en el caso de las células sanas le resulta imposible. Los componentes deben empatar como si fueran una llave en un cerrojo. Estamos hablando de un sistema altamente evolucionado donde todo debe encajar perfectamente.
Todavía se tienen que resolver múltiples barreras antes de aprovechar el pleno potencial del SVV para combatir el cáncer. Principalmente, los investigadores se muestran preocupados por el propio sistema inmune humano, que en pruebas clínicas tempranas conseguía eliminar al patógeno en tres semanas aún cuando ayudaba a combatir tumores sólidos pediátricos y pulmonares.
A futuro se pretende modificar fuertemente al virus para que el sistema inmune no pueda detectarlo y así pueda trabajar en la destrucción de las células de cáncer. Incluso se ha planteado incrementar su capacidad para ligarse a otros receptores, con el fin de convertirlo en una herramienta multifacética dentro de la viroterapia.