El Homo neanderthalensis, mejor conocido como hombre del Neandertal, es reconocido como una especie que precedió cronológicamente al Homo sapiens. Si bien ahora están ya extintos, este grupo llegó a habitar al mismo tiempo que los primeros especímenes del humano moderno, lo que podría haber provocado un intercambio genético que resultó en parte de nuestro sistema inmune.
Una investigación recientemente publicada en la revista Cell apunta que el hombre moderno comparte con los neandertales alrededor de 152 fragmentos de genes. Esta herencia, probablemente obtenida por reproducción interespecies, le otorgó al homo sapiens parte de la estructura de su sistema inmune, en particular la protección frente a la influenza A, la hepatitis C y otros virus.
David Enard, coautor del estudio y profesor asistente en ecología y biología evolutuiva de la Universidad de Arizona, apuntó que al encontrarse neandertales con homo sapiens, probablemente se infectaron mutuamente con sus respectivos patógenos. Esto, aunado a una descendencia mixta entre ambas especies, permitió heredar un sistema inmune resistente a varios virus.
Algunos neandertales tenían mutaciones adaptativas que les daban ventajas frente a estos patógenos, y pudieron pasarlas a los humanos modernos. Esto se llama selección natural positiva, pues favorece a ciertos individuos que poseen estas mutaciones genéticas ventajosas, [como lo es un sistema inmune vírico más potente].
Por su parte, Dmitri Petrov, biólogo evolutivo de la Escuela de Humanidades de la Universidad de Stanford y el otro coautor de la investigación, señaló que los genes de los neandertales son más numerosos en algunas poblaciones del mundo. Ejemplo de ello son las personas de ascendencia europea y asiática, quienes tienen hasta un dos por ciento de ADN de esta especie en su genoma.
Además de explicar por qué los seres humanos modernos conservan estos fragmentos del ADN neandertal en sus genomas, los resultados del estudio pueden ayudar a otros investigadores a identificar posibles brotes de enfermedades en la historia de la humanidad y cómo el sistema inmune evolucionó para hacerles frente. Enard y Petrov compararon esta huella genética con los restos arqueológicos que han permitido entender los cambios del planeta en otras disciplinas.