La pandemia provocada por la COVID-19 cambió numerosos de nuestros hábitos y el de la salud y su atención ha sido uno de los que más modificaciones ha experimentado. La telemedicina en México, al igual que en el mundo entero, se instauró hace dos años. No solo resultó una forma muy efectiva y segura de evaluar los casos sospechosos de coronavirus, sino que también permitió atender, de forma remota y oportuna, a las personas, controlando y aminorando así la gravedad de las enfermedades.
Según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la telemedicina permitió, además, que muchos de los servicios clínicos clave continuaran operando de forma regular y sin interrupción en el transcurso de la emergencia de salud pública.
El tamaño del mercado de la telemedicina alcanzará los 175 mil millones de dólares en 2026
Tal es la aceptación de la teleconsulta médica que, según datos de la consultora Global Market Insights, señalan que el tamaño del mercado mundial en 2019 era de en torno a los 45 mil millones de dólares y proyecta superar los 175 mil millones para el año 2026.
Esto se ve claramente reflejado en el posicionamiento del sector y la aceptación de las personas. En México, por ejemplo, 8 de cada 10 ciudadanos ve viable y considera eficaz la telemedicina, sobre todo ante un padecimiento leve o atención psicológica, tal y como se desprende del estudio “Telemedicina: desafíos y alternativas de la práctica médica”, elaborado por el Centro de Opinión Pública (COP) y la Dirección de Ciencias de la Salud de la UNITEC. Además, la startup healttech, Midoconline, ha indicado que, en los últimos dos años, la telesalud, ha incrementado su ritmo de crecimiento en torno al 1.000% de forma anual.
Sirve para democratizar la salud
Lo que está claro es que la telemedicina es importante como una vía para democratizar la salud, es decir, lograr que las personas tengan acceso a un mejor sistema de salud, mucho más eficiente, más accesible e inmediato.
Tan solo el gasto para salud, de acuerdo con la OCDE, se calcula en 6 mil pesos anuales por persona y, básicamente, se usa en consultas de urgencias, en enfermedades comunes, crónico-degenerativas y en los medicamentos para tratar estas enfermedades. Es por eso por lo que todas las personas, independientemente de su capacidad económica, deben tener derecho a acceder a servicios de salud de calidad, accesibles y oportunos.