Autoridades del Gobierno Federal a través de la Dirección General de la Secretaría de Salud (Ssa), dieron a conocer que como arte del balance relacionado con la creación de nueva infraestructura sanitaria en las diferentes regiones del país, la construcción del nuevo Hospital de Tetztitlán en el Estado de Hidalgo, requiere de una nueva partida presupuestal.
En este orden de ideas y derivado de la información disponible en un artículo publicado por la cadena de noticias a nivel local El Independiente, han pasado 7 años desde que se dio la aprobación y se destinó un presupuesto para llevara cabo la edificación de dicho centro de salud. Sin embargo, la realidad es otra.
El proyecto para la creación de este centro hospitalario contempla la inclusión médico especializado de las siguientes áreas de la Medicina:
- Cirugía general;
- Anestesiología;
- Pediatría;
- Ginecología;
- Obstetricia;
- Medicina interna;
- Traumatología y ortopedia;
- Colposcopia;
- Urgencias;
- Medicina general; e incluso,
- Atención odontológica.
En este sentido, de acuerdo con información de las autoridades estatales el plan de trabajo incluye la adición de 8 a 10 consultorios por especialidad. Razón por la cual, se calculan 110 espacios habilitados para la impartición de servicios médicos, aproximadamente.
El proyecto está. Incluso, está avalado por las autoridades a nivel local y federal, pero no hay presupuesto para programarlo. Increíblemente, luego de más de media década no se han mostrado avances para subsanar “la falta de financiamiento” para ejecutar la obra.
Haciendo referencia a la información difundida por el Gobierno del Estado, el plan inicial contempló una inversión de 147 millones de pesos para un beneficio prospectado de 70 mil habitantes de 359 localidades de las comunidades de:
- Metztitlán;
- Eloxochitlán;
- Juárez Hidalgo;
- San Agustín Metzquititlán;
- Tlahuiltepa; y,
- Zacualtipán.
Sin embargo, “no hay recurso” y esto es alarmante; porque sí puede haber financiamiento para otro tipo de actividades como, por ejemplo, el financiamiento a partidos políticos, gastos de campaña y actividades específicas para los institutos y organizaciones políticas.
Pero para la salud no, vaya blasfemia.
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