El sueño es un fenómeno que siempre ha provocado profunda fascinación en el ser humano. Debido a que sólo recientemente se han comenzado a entender sus mecanismos fisiológicos y su sustrato neuroanatómico, constantemente ha estado envuelto en el misterio, las controversias y las especulaciones.
El sueño no sólo es un fenómeno normal, sino que en la actualidad es considerado como un proceso fisiológico de vital importancia para la salud integral de los seres humanos
¿POR QUÉ DORMIMOS?
Aún no se tiene una idea clara acerca de por qué dormimos, además es poco probable que exista sólo una respuesta para esta pregunta. Sin embargo, si resulta evidente que diversos y muy importantes procesos fisiológicos, están estrechamente relacionados o incluso están determinados por el sueño o la periodicidad del mismo.
A este respecto, existen diversas teorías acerca de las funciones del sueño, por ejemplo:
- Restablecimiento o conservación de la energía
- Eliminación de radicales libres acumulados durante el día
- Regulación y restauración de la actividad eléctrica cortical
- Regulación térmica
- Regulación metabólica y endocrina
- Homeostasis sináptica
- Activación inmunológica
- Consolidación de la memoria
6 mitos sobre el sueño
Todo lo anterior lo vuelve fascinante, pero así como hay datos que comprueban su eficacia hay mitos que con el paso de los años, parecen reales. Sin embargo, científicamente han sido descartados y estos son algunos de ellos:
- El alcohol facilita el descanso: Esta idea está muy arraigada, pero no tiene base científica. Si es cierto que cuando hemos ingerido alcohol experimentamos somnolencia, sin embargo, una vez hemos conciliado el sueño, su calidad empeora.
- Mientras duermo puedo aprender cosas: Con el sueño perdemos nuestra autoconciencia, pero eso no significa que el encéfalo permanezca inactivo. En realidad, está trabajando en tareas fundamentales para procurarnos bienestar. Por ejemplo, en el descanso se fijan los conocimientos que hemos adquirido durante la vigilia.
- La cama, el deporte de los vagos: Dedicar tiempo a descansar lo suficiente es la mejor forma de ser productivo. No hacerlo influye negativamente en la manera de razonar y sentir, y también se incrementa la probabilidad de sufrir problemas metabólicos y endocrinos. Rachael Taylor, investigadora de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, ha descubierto que los niños de edades comprendidas entre tres y cinco años que duermen menos de once horas por noche son más propensos a tener sobrepeso u obesidad cuando cumplen los siete.
- El fin de semana recupero el sueño perdido: Remolonear entre las sábanas el sábado y el domingo para compensar la dinámica de trasnochar y madrugar los días laborales puede tener sus ventajas, como reducir el riesgo de diabetes, tal y como sugiere una investigación realizada en la Universidad de Chicago. Sin embargo, no es una buena forma de equilibrar todo el sueño que hemos perdido, lo que puede acarrear numerosos problemas de salud.
- Roncar es molesto pero no perjudicial: Los ronquidos pueden convertirse en una pesadilla. Cuando se dan de forma reiterada representan un indicador fiable de los achaques que nos esperan a medio plazo. Por tanto, debe valorarlos un médico.
6. No pasa nada por dormir con la tele encendida: Según un estudio de la Universidad de Aberdeen, en el Reino Unido, incluso una fuente lumínica tan insignificante como el piloto que indica el stand by de un televisor, puede alterar el sueño. Cathy Wyse, autora de la investigación, sostiene que la luz nocturna, común en las grandes ciudades, podría ser clave en la creciente epidemia de obesidad. La razón es que la alteración que produce en el reloj biológico afecta a las áreas del cerebro que regulan el metabolismo.
¿Con cuáles te identificas?
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