Gracias al internet cada día aumenta la cantidad de personas informadas sobre el cuidado de la salud, además, medios como la televisión se han encargado de introducir el ideal del médico competente que, en general, es inteligente, atractivo y con afiladísimo instinto para ejercer la Medicina.
Ambos factores, la información e imaginación, sumados a la natural necesidad del paciente por sentir confianza en la persona que ha de ayudarle a recuperar su salud, le permiten determinar aquellas características que, desde su punto de vista, identifican a un “mal médico”, así que revisémoslas, ya que no conviene obviar lo que piensan, si no reflexionar en lo que dicen y hacer un autoexamen para determinar cómo nos perciben en el consultorio.
Para la gente, un “mal médico“:
Es indiferente y poco compasivo
- Aunque el médico no debe ser amigo de sus pacientes, éstos buscan calidez humana en el trato, sobre todo cuando se sienten frágiles a causa de su estado de salud.
Impone sus puntos de vista sin dar explicaciones
- Los pacientes informados suelen ser participativos y se sienten más tranquilos cuando son tomados en cuenta, lo que difícilmente conseguirán con un “mal médico”.
No sabe escuchar
- Por regla general, los profesionales de la salud siempre están ocupados, sin embargo, el buen médico se hace del tiempo necesario para escuchar a su paciente y responder a cada una de sus preguntas.
Su educación es dudosa o aparenta falta de conocimiento
- Para el médico siempre es importante mostrar el título que lo respalda como profesional de la salud pero, más allá de esto, tiene que demostrar su dominio en el ejercicio de la Medicina, ya que de nada le servirá tener gran acervo si es incapaz de transmitirlo a los más interesado en él, sobre todo cuando, en cierta forma, tiene que competir con medios como el Internet que comienzan a desvelar el conocimiento que solía estar reservado para el médico.
Solicita muchos exámenes médicos
- Para el grueso de la gente, los malos médicos exigen numerosas pruebas antes de emitir un diagnóstico por dos motivos: falta de conocimiento, o bien, por interés personal en que el paciente gaste innecesariamente. En todo caso, ninguna de estas explicaciones favorece la imagen del profesional de la salud.
Tiene aspecto poco saludable
- Para la gente, una imagen cuenta más que mil palabras. Así que siempre juzgarán el aspecto del profesional de la salud antes de aceptar sus consejos, de tal modo que han de poner en duda las recomendaciones para controlar el peso cuando vengan de un médico con panza, por ejemplo.